Desesperación en la terminal. "Últimamente, coger un avión es estar a merced de estos problemas". Iván se resignaba ayer cuando acababa de enterarse del retraso del avión de Air Europa que debía despegar a las 16:20 hacia París. "El martes, cuando escuché en la radio que los controladores aéreos franceses se habían puesto en huelga, pensé que me iba a tocar". Su familia y él iban a la capital francesa para pasar unos días en Eurodisney. Pero perder cuatro horas de su visita no es lo que más preocupó a Iván: "Mi hijo es autista y tiene que comer alimentos triturados. Ya hemos facturado el equipaje, con los potitos dentro, así que el retraso nos trastoca completamente. Nosotros tenemos que cumplir todas las normas para viajar, pero cuando fallan ellos, no les importa nada".

Con todo, la familia de Iván pudo viajar a última hora de la tarde, y la compañía les facilitó comida para pasar el día. Otros, como Lydia, se quedaron en tierra. Esta chica francesa y su compañero esperaban que les recogieran unos familiares en el vestíbulo, después de que Vueling cancelara la salida de su vuelo con destino a París, prevista para las 9 de la mañana. "Él tiene que trabajar el viernes, pero no vamos a poder viajar hasta el sábado", explica Lydia, quien desconoce los motivos de la huelga.

Tampoco Julio estaba al tanto de los problemas en los aeropuertos. Llegó por la mañana desde Edimburgo, en un vuelo que se retrasó tres horas: "Cuando subimos al avión, nos dijeron que iba a salir dos horas tarde, pero al final fueron tres". Este joven murciano tenía que estar ayer en Alicante para viajar hoy a Granada y cerrar el expediente de sus estudios: "Temía que se cancelara el vuelo, ya que las azafatas no me aseguraban que fuera sólo un retraso".

Incertidumbre

Conforme pasaban las horas, los paneles informativos mostraban más retrasos y cancelaciones. La incertidumbre predominaba entre los pasajeros perjudicados por la huelga. "Nuestro vuelo a Nuremberg se va a retrasar, pero ni siquiera los trabajadores de la compañía saben cuándo saldrá", comentaba una joven alemana. Los cambios de horario también afectaron a los vuelos nacionales, "por el efecto dominó", según explicó Marco, un sevillano que lamentó que las huelgas del transporte siempre generan "estrés e intranquilidad" en los usuarios.