La primera empresa nacida en la propia Universidad de Alicante con sede en el parque científico, Medalchemy, ha empezado ya a vender su producto, destinado principalmente al sector farmacéutico, pero con incursiones también en los campos del perfume y la alimentación. "Podemos hacer productos con tirada pequeña o que serán usados en fase clínica, y para eso tienen que tener la misma pureza con la que luego se van a utilizar", explica Carmen Nájera, cofundadora de la firma junto al también catedrático Miguel Yus.

Los productos químicos orgánicos se utilizan para muchas cosas, incluso para la comida, pero las instalaciones las han preparado para especializarse en productos farmacéuticos. Entienden su decisión como un "servicio a la Universidad". Los beneficios, cuando lleguen, revertirán en la propia Universidad "y lo normal es que se tarde en obtenerlos, hasta 10 años", afirma Nájera.

Es por eso que, mientras tanto, si salen pedidos de otro tipo de empresas, "sobre todo de nuestro alrededor, no nos negamos. De Murcia nos piden producción en aromas o perfumes".

Nuevos fármacos

El trabajo fundamental de la empresa se centra en la síntesis de aminoácidos y de moléculas bioactivas para fabricar nuevos medicamentos. Hasta el 70% de éstos están preparados por químicos, como subraya Yus, y ellos desarrollan tecnologías que permitan preparar moléculas biológicamente activas que contribuyan a mejorar los productos "contra el Alzheimer, el Parkinson y el cáncer, fundamentalmente", señala Yus.

Suministran a médicos, biólogos y a otras empresas que son spin off de universidades que han hecho los estudios biológicos. "Nos piden que sinteticemos productos para poder seguir haciendo ensayos. Alguna firma alicantina del sector farmacéutico, cuando tiene limitaciones, también nos encarga la producción", explica Nájera. "Estamos en una situación en que podemos hacer un producto final para ir al mercado, siempre y cuando su tirada no sea muy grande".

Empresas inglesas con las que también tienen contrato les encargan "determinados kilos de un producto. Estamos abiertos, pero con pequeñas dimensiones". En lo que llevamos de año han sumado la primera decena de kilos de producción vendida al sector alimenticio, la cosmética y la industria farmacéutica.

Se lamentan de que la gente no valora lo que cuesta sacar un producto al mercado, "la investigación y trabajo que lleva detrás y la cantidad de dinero. Lo ideal es sacar un producto que luego tenga un valor lo más bajo posible para que todo el mundo tenga acceso, pero no siempre es posible". Y luego está la mala fama de las farmacéuticas "porque se concentran en productos con mucho rédito y parece que son minoritarias y se olviden de la generalidad, pero hay un compromiso. Sin dinero, las farmacéuticas se mueren. Las hay que están cerrando y echando a cantidad de gente porque bajar los precios es a costa de algo. La crisis afecta a todo el mundo", confirma Nájera.

Todavía no pueden hablar de beneficios. "Hemos tenido que invertir mucho. Un producto farmacéutico tiene un valor muy superior a cualquier otro y si haces cosas de poco valor no hay manera de amortizar las instalaciones. Sin la nave de la UA no habríamos podido y, puesto que es dinero público invertido, debíamos sacar partido para que la UA reciba en parte la inversión realizada. Eso obliga a trabajar a otro nivel": De ahí que "quizá resulta un poco idealista lo nuestro", concluyen.