Un informe de la Instituto Universitario de Geografía de Alicante advierte de que el recorte de 18.000 hectáreas de regadío en el sistema Vinalopó-L'Alacantí decidido por el Ministerio de Ambiente provocará la pérdida del mismo número de empleos (uno por hectárea) en las comarcas y, además, un descenso del valor de las tierras de 6 millones de euros al pasar a ser consideradas de secano, según revela el trabajo firmado por el catedrático de Geografía Regional Antonio Rico. Si no prosperan las alegaciones presentadas por la Junta Central de Usuarios del Trasvase Júcar-Vinalopó y el Consell, la medida que se prevé plasmar en el futuro plan de cuenca del Júcar supondrá un duro golpe, no sólo para el sector agrícola de regadío, sino para el conjunto de la industria agroalimentaria de las comarcas. De momento, los ayuntamientos no han reaccionado y sólo el grupo popular de Novelda trató de debatir una moción en el pleno del pasado 1 de julio que no llegó ni a presentarse.

Antonio Rico denuncia que el no reconocimiento de la superficie real existente significa una fuerte reducción de la asignación de agua que precisan los agricultores en términos de cantidad y de calidad. "No se entiende tampoco que se hayan tomado como datos de consumo los referentes al año 2005, sin tener en cuenta superficies que podrían no estar cultivadas en aquel momento por la gran sequía que azotó la provincia pero que ahora sí lo pueden estar", subraya el catedrático de Geografía Regional. Al reducirse la superficie de regadío, se produce un daño económico irreparable para el desarrollo del territorio afectado, ya que 18.000 hectáreas no dispondrían de los recursos de agua necesarios para mantener los cultivos, recursos que, por otra parte, en la actualidad sí están adjudicados.

En cuanto a la pérdida de patrimonio, el problema radica en que, al suprimirse tierras de cultivo y no garantizarse los recursos de agua necesarios, a que tienen derecho mediante el pago de derramas, esas tierras pasarían a ser consideradas de secano, con la correspondiente pérdida de valor económico de las mismas. Esta reducción de superficie que pretende imponer el Ministerio de Medio Ambiente resulta todavía, si cabe, "más extraña e injustificada si se tiene en cuenta que, durante los últimos años, se ha producido un importante esfuerzo inversor por parte de las comunidades de regantes, de la Generalitat y del propio Ministerio para la modernización de regadíos y la implantación de sistemas de riego por goteo con el fin de ahorrar agua y optimizar los sistemas de riego", indica.

El Ministerio de Medio Ambiente ha recortado de forma unilateral un 36% la superficie regable del área Vinalopó-L'Alacantí en el documento a aprobar en el nuevo plan de cuenca del Júcar (revisión del actualmente en vigor desde 1997), lo que puede dejar sin agua para el riego de 18.000 hectáreas en explotación e, incluso, afectar a los caudales finales que se asignen a la provincia en el trasvase Júcar-Vinalopó. El problema estriba en que los técnicos de la Confederación Hidrográfica del Júcar han hecho los cálculos en base a la estadística de 2005, año en el que unas veinte mil hectáreas de regadío estaban en barbecho porque no había agua debido a que la provincia sufría uno de los ciclos secos más intensos de la historia. Los regantes consideran la situación es muy grave y aseguran que necesitan 200 hm3 al año. El recorte propuesto por la Confederación Hidrográfica del Júcar sería de 60 hm3 para una producción rica como es la de uva de mesa, hortalizas y frutales.