Rafael Calvo es abogado y funcionario del Cuerpo Superior de la Administración del Estado. Ha ejercido cargos de dirección en empresas de sectores como el de la automoción y la cerámica y su relación con el mundo sindical data de la época predemocrática. En 1980 ocupó la secretaría general de FICE y doce años después se convertía en presidente ejecutivo, cargo que continúa desempeñando.

Para empezar, algo de actualidad. Como representante de una patronal, ¿qué opinión le merece la reforma laboral?

Yo entiendo que la reforma laboral aporta cosas. Decir que no se ha hecho nada no es exacto. Se ha hecho lo que se debía, pero quizás se podía haber hecho de otra manera. Se ha ido en la dirección adecuada, pero creo que la reforma es excesivamente reglamentista y limitativa de la capacidad de decisión del empresario. Se puede mejorar. Lo que yo sigo echando de menos en todo esto es la necesidad de asumir que el último objetivo de una empresa siempre es mejorar la productividad y ser más competitiva. Si la empresa mejora su productividad y es más competitiva, no tendrá que despedir a nadie. Por eso, de lo que se trata es de adaptar las reglas que nos permitan ser más competitivos sin tener que poner tanto acento en el tema del despido.

Usted, no sé cómo, pero muy mal no se ha llevado con los sindicatos. ¿Ha sido por convencimiento personal o cuestión de habilidad?

Las dos cosas. Las empresas son los empresarios y los trabajadores. Mi convencimiento es que hay que respetar a ambos estamentos. Desde que tenía 25 años he negociado con sindicatos, cuando estaban declarados ilegales en este país, y, aunque discuto con ellos, lo hago siempre desde una posición de defensa de posturas sin ninguna soberbia.

Cerrar un acuerdo del convenio del calzado en una reunión de 90 minutos fue su último logro.

Lo que hubo en el último convenio laboral del calzado fueron unas conversaciones previas con los sindicatos, y ellos y nosotros éramos conscientes de que en estos momentos convulsos no convenía someter al sector a tres meses de tensión en una negociación. Así se acordó con CC OO y con UGT. Yo no fijé con ellos el incremento salarial, ya que era algo que venía pactado en acuerdos marco, pero se tuvo el acierto entre todos, y a petición de los propios sindicatos, de no alargar la negociación.

¿Los datos positivos de las exportaciones de calzado de los primeros meses de este año le llevan a ser optimista o pueden haber vuelcos en los próximos meses?

Vuelcos importantes no creo que se produzcan. Tampoco tengo yo la bola de cristal para poder visualizarlo y saber qué va a ocurrir, pero lo que observamos es que el sector está teniendo un comportamiento razonablemente asumible y pienso que no se verá afectado por la crisis de una forma dramática.

¿Me puede decir por qué?

Pues porque muchas empresas han seguido unas directrices que hemos marcado desde la federación y desde otros organismos, como el Inescop, sobre qué debían hacer, cómo tenían que prepararse... Se les ha prestado un apoyo en todo tipo de planes, proyectos, etcétera. Eso ha dado un resultado. La clave ha estado en la actitud mantenida por una clase empresarial, en primer lugar, y en la apuesta clara que se ha hecho por unos planes de promoción, la cooperación, el apoyo a las marcas, la introducción de valores medioambientales en los procesos de producción... Hace cerca de veinte años la gente andaba a salto de mata en este sector. Entonces empezamos a trazar este camino y ahora tenemos un sector con una filosofía, unos objetivos y unas estrategias. Lo que pasa es que, como todo en la vida, unos han seguido las directrices y otros no lo han hecho o no han podido.

Bien, pero usted, cuando dice que el sector manufacturero es ahora más reducido, aunque más sólido, ¿cree que eso se entiende?

No sé si la gente lo entenderá, pero lo que sí digo es que tú puedes tener mil empresas situadas en el alambre, sin rumbo alguno y sin saber qué hacer o bien un grupo de empresas más pequeño, pero con las ideas más claras y haciendo lo que deben hacer. Eso es un sector más sólido y menos sometido a las crisis, como la que ahora tenemos. En los países del centro de Europa la industria del calzado prácticamente ha desaparecido y aquí sólo quedamos Portugal, Italia y España.

¿Qué le falta al calzado español para tener el valor añadido como marca que tiene el italiano?

Nuestro calzado tiene una mejor relación calidad-precio, pero lo que no tiene es el "made in". No hemos sido capaces todavía de crear esa imagen de marca. Hemos avanzado y dado un gran salto cualitativo, pero el "made in" no depende de los empresarios, sino del Gobierno, de otros factores. No ha llegado todavía ese paraguas protector como es el "made in Italy". De todas formas, desde FICE hemos diseñado una clara estrategia en favor de las marcas y las tiendas en el extranjero. Tenemos ya más de 400 tiendas por todo el mundo.

El calzado exporta ahora a 140 países. Si hay que ir a Uzbekistán a promocionar nuestros zapatos porque éste será el número 141, ¿usted coge el avión y va?

Vamos a ir allí donde haya que ir y naturalmente vamos a abrir puertas de cualquier país donde se pueda vender un par de zapatos. En la federación somos como el Estado Mayor y participamos en las "batallas", pero luego son los empresarios los que tienen que conquistar los territorios, los mercados, en definitiva.

Ha anunciado que deja la presidencia de FICE cuando acabe el año 2011. ¿Eso es definitivo?

Por la formación que he recibido, yo soy una persona que siempre pretende planificar las cosas. Cuando hacía la carrera, aprendí Derecho Internacional y en lo que se refiere a tratados internacionales hay una cláusula que dice textualmente: "Estando así las cosas...". Mi decisión tiene que ver mucho con esta cláusula de los tratados internacionales y es aplicable en el actual escenario. Si no se estructura la federación en algunas zonas productoras o la gente más joven no me convence, en otras épocas yo habría peleado y seguro que habría ganado. Ahora entenderé que me debo ir y punto. Sólo si hay una situación de crisis tremenda y no empezamos a recuperarnos a partir de 2012 me podría quedar. Pero, hoy por hoy, el 99% de las posibilidades es que deje la presidencia de FICE en diciembre de 2011, tal y como ya he trasladado al comité ejecutivo.

¿A qué se piensa dedicar después?

Tengo muchas cosas que hacer después de dejar la federación. Yo no tengo un gran patrimonio, pero sí el suficiente para vivir, viajar, leer... y, por cierto, quiero volver a la Biblioteca Nacional a releer los "Episodios Nacionales". Me apetece jugar dos veces a la semana al golf en Bonalba y estar con mis tres nietos... y el cuarto que viene ya de camino.

Aunque usted es madrileño, su vinculación con la provincia de Alicante ha sido una constante.

Hace ya bastante tiempo que compré dos apartamentos, que posteriormente uní, en la zona residencial de Bonalba, en Mutxamel. La verdad es que paso bastante tiempo en Alicante y tiene que ver también por mi dedicación a la Cámara de Comercio, a cuyo comité ejecutivo pertenezco desde hace doce años. He estado también seis o siete años en el comité ejecutivo de IFA, si bien tuve que dejarlo porque no tenía sentido estar ahí tras desaparecer la feria Expocalzado. Formo parte del grupo asesor del presidente de Coepa y soy miembro del órgano de gobierno reducido de la Cierval. Nací en Madrid y soy hijo de soriano y asturiana, pero mi vinculación y relación con Alicante es probablemente mayor que la de muchos otros que residen normalmente aquí.

Su historial de cargos es para tomar nota.

Pues, además de los que desempeñé en mi primera etapa profesional en empresas como Pegaso, Fraymon, Fibrotubo, Luxo, así como mi colaboración con el grupo Flex, el de los colchones, y Urquijo, yo fui nombrado por la CEOE presidente del comité de industrias manufactureras siendo Carlos Solchaga el ministro de Industria. Además, he estado seis años en la presidencia de la Confederación Europea del Calzado, donde soy actualmente presidente de honor.

Y todo esto, por si fuera poco, compatibilizado con su carrera en el Ejército.

Pues sí. Siendo muy joven entré en el Cuerpo Jurídico del Ejército sacando el número 1 y estuve veinte años. Pude compatibilizar actividades hasta que llegó el momento de las incompatibilidades y me retiré con el cargo de coronel.

Volviendo a la Cámara de Comercio de Alicante ¿Cuáles van a ser sus funciones como presidente adjunto y coordinador de la comisión consultiva especial? Todo indica que su presencia tiene ahora mucho más peso.

Si yo no hubiera decidido que dejo la presidencia de FICE antes de cumplir los cuatro años en la Cámara, que los pienso cumplir, hubiera sido vicepresidente. Con doce años vinculados a la Cámara he tenido tiempo suficiente como para conocer al presidente actual, José Enrique Garrigós, y él considera que puedo desempeñar un trabajo aquí. Yo no me atribuyo más capacidad de decisión que la de asesor. La Cámara tiene dos vicepresidentes y un comité ejecutivo. Por lo que se refiere al calzado, el sector está perfectamente representado y, si alguien ha dicho lo contrario, se equivoca. Hay tres fabricantes de Elche, uno de Elda, uno de Villena y yo mismo.

¿A usted le gustan esto de las "fusiones frías", como las de la CAM y Bancaja, o prefiere las cosas "calientes", como se han hecho toda la vida?

Yo no soy experto en esta materia, pero pienso que son sólo un mecanismo para poder obtener los apoyos del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB). No son capaces de ponerse de acuerdo para hacer una "fusión caliente" y hacen el Sistema Institucional de Protección (SIP) para obtener la ayuda económica.

Cuando superemos esta crisis, ¿saldremos vivos o con la mascarilla de oxígeno puesta?

Hace tres años yo tomé la decisión de vender lo que tenía en la Bolsa en renta variable. Lo veía venir. Es terrible que no se tomaran medidas en su momento. Evidentemente, saldremos, porque, quitando a los especuladores, a los que odio, yo creo en la clase empresarial de este país. Lo que falta es que el Gobierno se limite a crear las reglas del juego, crear el marco en el que la empresa se pueda desenvolver sin condicionar en absoluto ni interferir las iniciativas empresariales. Me gustaría una menor presencia de la Administración y dejar que empresario que tire del carro.