Las rebajas han llegado y con ellas el aumento de los robos en tiendas y superficies comerciales. Los sistemas de seguridad de estos establecimientos se enfrentan a las nuevas tecnologías aplicadas al hurto: los inhibidores de frecuencia, cuyo uso está aumentando entre los ladrones por su fácil portabilidad y eficacia para anular las alarmas que suenan al cruzar una prenda o un perfume por los arcos de seguridad.

La Guardia Civil y la Policía Nacional han detectado en lo que va de año un aumento de los robos con inhibidores de frecuencia en localidades como Torrevieja, Benidorm o Alicante. En la capital, la Policía Nacional recuperó el pasado 6 de junio un centenar de prendas cuyo valor superaba los 1.500 euros y que fueron sustraídas con inhibodores en tiendas de la avenida Maissonave, en pleno centro de la ciudad. En Torrevieja, la Guardia Civil detuvo a uno de los miembros de una banda del este que supuestamente se dedica a sustraer ropa y calzado de los establecimientos de grandes centros comerciales de Finestrat y Elche con el uso de un inhibidor para burlar el sistema de detección de alarmas colocadas en las prendas.

Según fuentes de la Guardia Civil, se utilizan sobre todo para el hurto de prendas, perfumes, bebidas alcohólicas o videoconsolas. Su uso se está incrementando y suelen ser llevados por bandas más que por "mangantes" de a pie. Según explican desde la Guardia Civil la adquisión de estos utensilios no es difícil porque su venta, aunque restringida, es legal, "y todo depende del uso que se haga de ellos".

Los inhibidores de frecuencia actúan sobre las ondas que se transmiten desde la alarma enganchada en el producto y los arcos de seguridad que suelen ubicarse a la salida de los establecimientos. Basta con apretar uno de los botones al pasar la prenda por el arco para anular el pitido que produce la alarma. Según uno de los jefes de seguridad de una conocida superficie comercial que no ha querido ser citada, los inhibidores son como "mandos a distancia" que captan la radiofrecuencia y consiguen burlar la medida de protección. Sólo hay que saber qué inhibidor usar, ya que los hay de muchos tipos: los que anulan señales de vídeo, de audio, de GPS o de telefonía móvil. Desde la tienda Espía 007, especializada en la venta de productos de máxima seguridad, su departamento comercial de Barcelona explica que los inhibidores no están al alcance de todo el mundo. Su venta es para cuerpos de seguridad u organismos como bibliotecas públicas, iglesias o cines donde se quiere evitar el sonido de los móviles. Los inhibidores de móviles concretamente requieren de una autorización especial que certifique su uso por parte de policías o entidades específicas.

La función principal de estos aparatados ha estado siempre ligada a la protección de edificios públicos o instituciones para evitar el estallido de detonadores y explosiones que funcionan con radiofrecuencias. Sin embargo, los cacos han adaptado el sistema a su objetivo: robar sin ser interceptados.

Este tipo de hurtos, denominados "pérdidas desconocidas" y que están previstos en la contabilidad de las grandes superficies, suponen, según las fuentes de seguridad consultadas, una "importante, aunque no disparatada, cantidad de dinero". Checkpoint Systems, líder en sistemas de seguridad de radiofrecuencia para el comercio, señala en un informe que el mercado español sufrió en el último año hurtos por un total de 2.420 millones de euros, un 11,6% más que en 2008. "Esto es lo que justifica que las grandes superficies contraten empresas de seguridad privada", indican las fuentes de una empresa de seguridad contratada por unos conocidos grandes almacenes.