El Ayuntamiento, y pese a que sigue habiendo pintadas por todos lados, gasta al mes unos 3.000 euros en la limpieza de grafitis a los que hay que añadir el salario del coordinador del servicio. Hablamos de limpieza, pero en realidad, lo que se hace en la mayor parte de casos es aplicar una capa de pintura encima de los dibujos.

Desde hace un año aproximadamente, se cuenta con la colaboración de un grafólogo para determinar la autoría de las pintadas. Gracias a su labor, según se ha señalado desde la concejalía de Atención Urbana, "tenemos en Alicante unos 600 grafitis a cuyos autores conocemos". Durante este tiempo se ha identificado y sancionado a una treintena de grafiteros de los que la mitad aproximadamente han entrado en el programa de trabajos sociales que consiste sobre todo en colaborar en los trabajos de limpieza de los grafitis y que a los autores les sirven para no tener que pagar las sanciones, o pagar menos.

La multa por realizar un grafiti asciende la primera vez a 250 euros y en el caso de reincidencia a 750. Pese a su elevada cuantía, unos quince jóvenes han rechazado el programa social y "van de sanción en sanción" tal como se ha indicado desde la concejalía que atiende Andrés Llorens. En muchos casos, el cobro de las multas es difícil ya que los grafiteros llegan a acumular hasta 70 sanciones. "Hay jóvenes a los que, gracias a la labor del grafólogo, se les ha imputado la autoría de 30 o 40 grafitis, incluso aunque cambien el alias", dicen, añadiendo que "el grafólogo es un oficial de la Policía que está realizando una labor buenísima, pero hay que seguir trabajando mucho porque la ciudad está llena de pintadas y hace falta realizar una labor de concienciación muy intensa entre los jóvenes para acabar con el vandalismo".