El Ayuntamiento de Alicante aprobó ayer por unanimidad dejar de autorizar a partir de enero la llegada de basuras procedente de otros municipios a la planta de Fontcalent después de que la alcaldesa, Sonia Castedo, lanzara un pulso -improvisado para el PSOE, preparado para el PP- presentando una moción similar a la de los socialistas para llevarse el gato al agua con el voto de responsabilidad de la oposición. Un envite político que eclipsó otros asuntos que pasaron desapercibidos y sin debate alguno, como la aprobación unánime de la anunciada bajada de sueldos de los cargos públicos (un 10% para la alcaldesa y el portavoz socialista y un 6% para el resto de ediles). También hubo acuerdo para firmar la carta de conformidad con Avant para pedir los 90 millones de euros que cuestan las obras para que el AVE pueda llegar al centro de la ciudad en 2012, si bien el equipo de gobierno no encontró el apoyo de la oposición para sacar adelante la primera modificación de los presupuestos.

Pero, sin duda, fue el vertedero y el encontronazo político que terminó con el acuerdo entre ambos grupos el que protagonizó el pleno municipal de ayer. El debate lo iniciaron los vecinos del Rebolledo, de la asociación Amigos de Fontcalent, que leyeron un manifiesto en el que denunciaban el olor y los gases "dañinos para la salud" que desprende el vertedero así como la llegada de "hasta 15 camiones en una hora procedentes de otros municipios con basura sin tratar". Después, la edil socialista Carmen Sánchez Brufal defendió una moción presentada por ella en la que se pedía que la alcaldesa hiciese las gestiones necesarias "para que se comunique a las empresas autorizadas a verter residuos de fuera" del Plan Zonal de Alicante que "en el plazo de 6 meses la autorización provisional que les fue otorgada quedará sin efecto" y ya "no se autorice a ninguna empresa a verter residuos procedentes de otros planes zonales".

280.000 toneladas al año

Brufal se enzarzó en una batalla dialéctica con el edil de Atención Urbana, Andrés Llorens, en la que le recriminó que la planta asumiera más del doble de basura de la establecida (afirma que fue pensada para recibir 150.000 toneladas anuales de la basura de Alicante y que recibe alrededor de 280.000 toneladas de Valencia y Castellón por las que las arcas del Ayuntamiento se embolsarán 1,8 millones en 2010). Mientras, Llorens volvió a apelar al criterio de "solidaridad" con las localidades que no cuentan con plantas de tratamiento e incidió en que cuentan con estudios que niegan la existencia de fuertes olores procedentes de Fontcalent y de su afectación a la salud.

La alcaldesa medió y tras acusar a Brufal de mentir, anunció que su grupo presentaba otra moción. "Es igual a la suya, pero reduciendo el plazo a 5 meses, hasta final de año", aseguró Castedo al considerar que la falta de plantas en otras localidades estará solucionado para entonces. Brufal estuvo al quite: "Modifico mi moción y donde pone 6 meses, pasa a poner 5". Entre el revuelo, la alcaldesa le retó: "Muy bien, usted presente la suya y nosotros la nuestra". Así, se sometieron a votación dos mociones con el mismo contenido. Primero se votó la del PSOE y el PP votó en contra, después la oposición, en un gesto de responsabilidad, apoyó la de Castedo.

Para Sánchez Brufal, la actitud de la alcaldesa fue improvista "dejando fuera de juego a su concejal", algo que negaron tanto Castedo como Llorens, quienes aseguraron que desde el PSOE conocían esta posición y se había acordado previamente.