Gürtel sigue siendo casi la única estrategia a la que los socialistas se aferran en las Cortes. Nada nuevo bajo el sol después de cinco meses de duros debates debates parlamentarios. Y continuará siendo en septiembre, como ya avanzó el síndic del PSPV, Ángel Luna. Pero los efectos de la trama corrupta han radicalizado el discurso en el hemiciclo hasta el punto de que, en estos momentos, los socialistas se encuentran en una complicada disyuntiva. Su "hoja de ruta" condiciona las vías para "transmitir" un discurso alternativo sobre otros temas de actualidad. Diputados autonómicos socialistas y miembros de la ejecutiva del PSPV creen necesario, de hecho, ofrecer algo más que Gürtel para poder hacer frente a los populares en la campaña de 2011.

Pero el recurso de los socialistas a la trama corrupta no sólo ha limitado la variedad de su discurso alternativo sino que, además, ha dinamitado por completo los puentes de diálogo con el PP y, por extensión, la capacidad para tener interlocución en cuestiones de interés general, como ocurrió en la anterior legislatura, con Joan Ignasi Pla al frente del PSPV, con la reforma del Estatuto de Autonomía. Ese nuevo escenario ha aislado al PSPV y lo ha empezado a dejar en solitario en el parlamento autonómico, algo que casi nunca ocurrió a lo largo de la primera mitad de legislatura.

El paradigma de esta situación fue, hace ahora dos semanas, la votación de la nueva Ley de Régimen Local de la Comunidad, un documento surgido de la Federación Valenciana de Municipios y Provincias -órgano en el que cohabitan regidores de todos los colores políticos- que sólo contó con la oposición de los socialistas. El PP accedió a incorporar medio centener enmiendas para mejorar el texto tanto de Compromís, el grupo que comparten los diputados del Bloc e Iniciativa; como también de EU que, respectivamente, votaron a favor y se abstuvieron. Sólo el PSPV no la aprobó.

No se trata. sin embargo, de un hecho puntual. Ese ha sido un escenario que, durante este periodo de sesiones, ha empezado a ser frecuente en votaciones de calado. Los socialistas, en muchas ocasiones, no han sido capaces de encontrar la complicidad del resto de grupos de las Cortes en contra del PP. Únicamente en la mitad de 2010 -el parlamento reiniciará su actividad en septiembre aunque ya muy condicionado por la contienda electoral- los socialistas ya se han quedado en solitario en una docena de ocasiones algo que prácticamente no había ocurrido en los dos años anteriores, un signo del momento de tensión que se vive en las Cortes.

Así, por ejemplo y con diferentes combinaciones de voto según el caso, los socialistas, junto a la citada Ley de Régimen Local, no han encontrado aliados, por ejemplo, para rechazar una moción en la que se instaba al Gobierno a construir comisarías de Policía en los municipios de más de 30.000 habitantes; o, por contra, para sacar adelante iniciativas económicas o de vivienda. También evitaron rechazar la nueva propuesta sobre el reparto de las ayudas agrarias de la UE, que perjudica a la Comunidad; o, incluso, respaldar propuestas de Compromís en defensa de los productos hortofrutícolas valencianos frente a los países del Magreg. Y tampoco se mostraron a favor, algo que sí hicieron el PP y Compromís, de la declaración del juguete como Bien de Interés Cultural o del actual modelo de pensiones del Pacto de Toledo. Los socialistas, que no pueden ocultar los problemas internos que arrastra el grupo de diputados desde que arrancó el mandato, están encajonados entre su oposición frontal al PP y el recelo a la estrategia de Compromís de marcar un espacio propio de cara a la cita de 2011.