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La Universidad de Alicante (UA) participa en un proyecto de investigación que estudia los efectos de la migración de especies marinas desde el Mar Rojo, a través del canal de Suez, sobre la biodiversidad del Mediterráneo.

Las comprobaciones realizadas hasta la fecha revelan que, en el 80 por ciento aproximado de los casos, las especies se han naturalizado en su nueva zona sin perjudicar a las autóctonas

La investigación, que finalizará el próximo mes de septiembre, se desarrolla en el sur de Túnez y está dirigida por el catedrático de la UA Alfonso Ramos, que es también director científico del Centro de Investigación Marina (CIMAR) del Ayuntamiento de Santa Pola y del Vicerrectorado de Investigación del citado centro docente.

Ramos ha explicado que, de las aproximadamente 23 especies estudiadas, la gran mayoría se ha integrado plenamente en el medio de acogida sin alterarlo.

Sólo cuatro -tres moluscos y un alga verde- se están comportando como especies invasoras, al eliminar a las autóctonas y ocasionar cambios en el hábitat.

El científico ha indicado que esa situación se produce en zonas que ya estaban previamente degradadas por la acción humana, que las había vuelto vulnerables.

La migración desde el Mar Rojo al Mediterráneo de las especies lessepsianas (por Ferdinand de Lesseps, constructor del canal) se registra desde la apertura en 1867 de esa vía marítima artificial, pero se intensificó en la década de los sesenta al construirse la presa de Assuán, que alteró el Nilo, la barrera natural de agua dulce que frenaba ese proceso.

Según Ramos, el fenómeno se ha incrementado en los últimos años, posiblemente debido a la dilución de los lagos con muy alta salinidad del canal de Suez y al calentamiento de las aguas del Mediterráneo, que favorece la instalación de especies tropicales.

El investigador ha detallado que, de momento, el nivel del impacto de las especies lessepsianas es menor que el registrado en otras zonas, como las costas de Líbano e Israel, donde hay preocupación por las consecuencias económicas, como ocurre con la sustitución de las especies autóctonas por las procedentes del Mar Rojo, por ejemplo, el langostino mediterráneo.

El estudio se realiza en el golfo de Gabés, en el sureste de Túnez, y las muestras se han tomado en el litoral y en los fondos, entre 0 y 50 metros de profundidad, tanto por buceo como por breves operaciones de arrastre a cargo de barcos tunecinos.

El proyecto, en el que también participan las universidades de Túnez y Sfax, junto con las empresas Abarloa2, de Barcelona, y Sofitor, de Túnez, está financiado por el Programa Global Environment Facility, una organización sin ánimo de lucro dependiente de la Banca Mundial del FMI.

El estudio fue adjudicado a este grupo tras un concurso público en el que se presentaron equipos científicos franceses e italianos.