La cremà de la Hoguera Oficial dio el pistoletazo de salida a los 215 operarios de la concesionaria de limpieza (Inusa) que participaban en el operativo especial para retirar los escombros de los monumentos y los residuos dejados por barracas y racós tras su desmontaje. Los equipos se repartieron por toda la ciudad para ir limpiando hoguera por hoguera según se iban quemando. El modus operandi era similar: recoger con la pala los restos quemados, barrer con una máquina y baldear la zona con agua a presión. Primero, la del Ayuntamiento, y, después, las de categoría especial, como la de Florida Portazgo, a la que acudieron después de las dos de la madrugada. Y así, una por una, hasta prácticamente amanecer.

Pero el trabajo no se quedó ahí, sino que se prolongó hasta cerca del mediodía con la limpieza de las barracas y racós. "La noche se hace muy dura porque mientras trabajamos la gente sigue de fiesta y hay tráfico, lo que nos complica el trabajo", explica el coordinador de este dispositivo especial, Francisco Zapata. Además de este operativo, otro centenar de trabajadores iniciaba su jornada en torno a las seis de la mañana para limpiar la Playa del Postiguet -donde cada día se han recogido 13 toneladas de restos del macrobotellón- y realizar el trabajo habitual en el centro y los barrios, según explicó.

Ya por la mañana, sólo la presencia de las vallas y sillas amontonadas donde el día anterior había racós y barracas, las luces de las fiestas, que tardarán unos días en retirarse, y una sensación general de resaca en las calles, evidenciaban el tumulto que ha vivido la ciudad estos días. Sobre las doce del mediodía, en la plaza del Ayuntamiento, un enorme camión empezaba a descargar material para el mercadillo medieval que se instalará este fin de semana. Sólo algunas manchas de ceniza en el suelo y las luces de fiestas evidenciaban la cremà de la noche anterior. El panorama subiendo por la Rambla era similar. Un grupo de trabajadores desmontaba la tarima de los desfiles, y dos operarios en una grúa empezaban a retirar una de las vallas luminosas de la marca de cerveza que ha patrocinado una hoguera. Por lo demás, absoluta normalidad. En el Mercado Central, ni huella de la hoguera, y en Alfonso el Sabio sólo hacían recordar las fiestas las pilas de sillas azules de los desfiles que se recogieron posteriormente. Donde había habido barracas, vallas, mesas y sillas plegables amontonadas esperando la llegada de los camiones para su traslado, y poco más, mientras que en Federico Soto, junto a Luceros, una caseta de promoción del Tram sustituía ayer a los racós de los medios de comunicación que han acogido a miles de personas durante las mascletàs. En cuanto a la fuente de los Luceros, como si no hubiera pasado nada. Después de los agobios y los atascos de las Hogueras, el tráfico ayer era incluso menos intenso que un día normal y parecía mentira cruzar Pérez Galdós de un tirón y en apenas dos minutos. Sobre la una del mediodía, en el Polígono de San Blas, los feriantes desmontaban las atracciones y, en la de la Condomina, se retiraban las verjas protectoras de la barraca.

"Vamos a seguir baldeando en los próximos días y barriendo los restos de arena de los monumentos", explicó el edil de Atención Urbana, Andrés Llorens, quien se mostró "satisfecho" con los resultados de la limpieza.