La solemnidad del fuego dio paso en apenas unos minutos a la popular banyà. Primero en la Hoguera Oficial y después en las restantes. Ante el sofocante calor las miles de personas que asistieron a ver la cremà de 104 monumentos que ardieron en la pasada madrugada reclamaron a gritos el agua a los bomberos, que con sus mangueras empaparon a todos los espectadores. Desde los más grandes a los más pequeños participaron de la fiesta hasta tener completamente caladas sus ropas. Otros fueron directamente con el bañador. Y es que el calor a escasos metros de los monumentos se hace insoportable a los pocos minutos de comenzar a arder. Pero, la seguridad es lo primero, por lo que los bomberos esperaron a tenerlo todo controlado y a refrescar toldos y fachadas antes de mojar al insistente público que pide agua, agua y más agua. La cremà no se entiende sin banyà. Un momento de diversión que se hace necesario cuando sube la temperatura.