La exhibición de sonido, color y sincronización que la pirotecnia Europlà de Valencia ofreció ayer, durante la cuarta sesión del concurso de mascletàs, alcanzó su doble objetivo: ubicarse en la parrilla de salida para luchar por el prestigioso galardón, como reconoció el pirotécnico, Salvador Armengol; y, sobre todo, ganarse el favor de un público enfervorizado que acabó aclamando el espectáculo y sacando pañuelos blancos como gesto de aprobación para una faena que, de haberse redondeado en un albero, debería haberse premiado con dos orejas y rabo.

La firma valenciana, una afamada pirotecnia cuya fundación data de 1977, puso toda la carne en el asador desde el principio. Con alguna modificación, producto de las exigencias de tiempo mínimo que figuran en las bases del concurso de Alicante, el pirotécnico valenciano, conocido en su pueblo con el apodo de Voro "El Goret", eligió el mismo espectáculo que hace unos meses le permitió triunfar en Valencia. "Queríamos ofrecer nuestra mejor mascletà para intentar ganar. Vamos a por todas", confesó.

Y lo consiguieron con una espectacular sinfonía de sonido que alcanzó un pico máximo de más de 129 decibelios con un volumen sostenido de 114. Con la mejor mascletà -entre las cuatro que hasta ahora han competido- retumbando en Luceros, sólo quedaba, admitió el pirotécnico, sortear el citado escollo del tiempo, un requisito que la organización se plantea suprimir para el próximo año. Y los técnicos de Europlà, que utilizan un avanzado sistema digital para mejorar el control del ritmo, optaron por un toque de modernidad y cambiaron el tradicional arranque de traca valenciana por la caña. Es0 les permitió ganar tiempo con una gran sonoridad y color antes de lanzar un vertiginoso espectáculo.

Una mascletà que alcanzó su clímax en su parte final. Alguien diría que eso es lo normal. Cierto. Pero lo de ayer no lo fue. La pirotecnia valenciana disparó un terremoto doble con una serie de variantes que ofrecen una particular sensación de "vaivén". "Todo apoteósico", apuntó el pirotécnico Salvador Armengol. Vuelta al ruedo de Luceros y pañuelos blancos en los balcones. Dos orejas y rabo, maestro.