"I love Portazgo" coreaban los festeros del barrio ganador además del consabido "campeones" o "lo hemos conseguido, unanimidad". En este último aspecto incidía el presidente de la hoguera ganadora, Manuel Jiménez, que ha llevado a su vecindario al olimpo de la Fiesta con tres victorias consecutivas. "Estamos muy contentos porque hemos cumplido las expectativas", aseguraba ya sereno tras sobreponerse del llanto de emoción de los primeros minutos. Jiménez dijo que aunque no se sabe hasta que el jurado hace público el fallo, intuía el galardón por la expectación que ha despertado el monumento. "Me recordaba a los años noventa cuando los jurados de las demás categorías de las Hogueras iban a ver las especiales y votaban. Esta mañana -por ayer- han venido muchos en un desfile tremendo de personas"

El presidente, encantado con la monumentalidad de la foguera, su originalidad, modelado y composición con láminas de pan de oro y numerosas escenas relacionadas con la magia blanca, la negra, la erótica y la paz, cuenta con el artista para el año que viene. "Hablaremos con él, pero está hecho. Intentaremos subir el presupuesto, o por lo menos mantenernos", en torno a los 135.000 euros que ha costado el monumento ganador.

Apenas podía hablar de la emoción la belleza de la hoguera. El rostro de Ana Quesada, con huellas de lágrimas, lo decía todo. "Lo estamos viviendo con muchísima alegría y más nosotras, que es nuestro año", dijo acompañada por sus damas, María Giménez Aracil y Beatriz Postigo Portes. "Representar a nuestra hoguera con el primer premio de especial es lo más bonito", dijo tras explicar que fue difícil huir del champán que corría debajo de la hoguera tras el premio y que puede estropear el traje de alicantina. "¡Estamos que no estamos!", resumió.

La belleza infantil, Cristina Molina Celdrán, no se lo esperaba, "bueno, un poco", dijo, y se lo pasó en grande en la fiesta posterior al galardón saltando y gritando. "He cantado Florida Portazgo, bien", dijo esta niña que tiene seis damas, María, Paloma, Carla, Lucía, Luna y Gloria, y que también lloró. Y no poco.