Uno atrás está de los nervios y se deja el puño en el claxon porque el de delante se ha despistado y el semáforo se ha vuelto a poner en rojo sin que lo hayamos cruzado. Qué más dará, si luego volvemos a estar parados. Son las doce del mediodía y en Pérez Galdós la cosa va lenta. Mucho peor que a las once, cuando logramos ir desde la Plaza de Toros hasta la estación de Madrid en 10 minutos, el doble de lo que tardaríamos en un día normal, pero nada mal teniendo en cuenta la fechas en las que estamos y que ésta es una de las avenidas más congestionadas porque bordea el perímetro de fiestas.

Una hora después el tráfico se ha puesto peor y va a más conforme se acerca la hora de la mascletà. En el coche de al lado suena a todo volumen un rap que no hace sino empeorar el humor de los demás que nos preguntamos quién nos mandó coger el coche en vez de venir al centro en bus o en tranvía. Menos mal que, a punto de soltarle un improperio a los chavales que nos "amenizan" con el rap, hay unos instantes de fluidez y los perdemos de vista. Esta vez cruzamos Pérez Galdós y la avenida de Salamanca hasta la estación de Madrid en 20 minutos y tenemos la posibilidad de dejar el coche en su aparcamiento, en el de Maisonnave o en el del Corte Inglés, en cuyos accesos vemos el tranquilizador cartelito verde indicando que hay plazas libres. Podría ser peor.

Desde Renfe al puerto el tráfico es soportable. El acceso a los aparcamientos del puerto no presenta problemas. Cruzamos la plaza del mar con intención de regresar al centro y otra vez nos metemos en un atasco por los coches que intentan entrar desde la zona de playas y que convierten Juan Bautista Lafora en un cuello de botella. Miramos con envidia a los afortunados que tienen el cartelito de residentes que les permite entrar al circuito y seguimos como el resto de los mortales en caravana. La Plaza del Mar, Conde de Vallellano, Gadea, Pérez Galdós y la avenida de Salamanca son las vías más arriesgadas estos días si vamos con prisas. Paramos un momento en la plaza del Mar frente a la Explanada para hablar con los taxistas y casi nos cuesta un disgusto. Soportamos con estoicismo los pitos y algún insulto de los conductores que tienen que sortear nuestro coche. "Ésta es una de las zonas con más problemas estos días", cuenta uno de los taxistas de la parada que asegura que para realizar cualquier recorrido habitual en estas fechas tardan "el doble o el triple que en días normales", lo que ya es, teniendo en cuenta que en los días normales a veces dan ganas de comerse el coche con patatas.

Subimos por Gadea y, efectivamente, a la altura de la plaza de Calvo Sotelo el tráfico ni se mueve. Los semáforos pasan de rojo a verde y otra vez a rojo y apenas un par de coches logran cruzar. Los Policías controlan el perímetro para que nadie se cuele hacia el centro. Por fin, llegamos a Maisonnave que sobre la una del mediodía no presenta problemas. Felices, la cruzamos en un plis plas. Oscar Esplá se deja atravesar y, de vuelta, frente a la plaza de la Estrella, un cartel luminoso avisa de que en Pérez Galdós hay tráfico "denso". Ya. Mejor dejamos el coche en Doctor Rico y como pasa de la una y media volvemos corriendo al centro para ver la mascletà. Pero esta vez, en moto y sin problemas.