"Mira mami, nosotros hemos hecho la cuna y la cárcel", decía ayer una niña a su madre a la que llevó a tirones a ver la hoguera del colegio Joaquín Sorolla sobre Miguel Hernández. "Una de las manos de cartulina que parecen hojas del árbol es la mía, decía orgulloso otro niño". Todos han participado, "y sobre todo el conserje", señalaban riendo desde la dirección al jurado que visitó durante toda la mañana las hogueras de los colegios participantes en esta edición del Concurso de Fogueres Escolares, la sexta ya, y que cada año cuenta con mayor participación y mayor calidad en los monumentos, según resaltaron los miembros del jurado.

"Valoramos mucho la participación de los niños, que se note la mano de los pequeños" indicó la concejala de Educación y presidenta del jurado, Mari Carmen Román. Con este certamen se pretende acercar a los niños el mundo de la Fiesta, "que los colegios expliquen a los escolares lo que son y significan las Hogueras y que los niños se impliquen", cuestión especialmente importante en aquellos centros a los que acuden niños de familias emigrantes para facilitar su integración y conocimiento de las tradiciones alicantinas.

A los niños les ha encantado el proceso de confección de las hogueras y están orgullosos del resultado. "Yo he hecho un cangrejo y una langosta", indicaba ayer una niña del colegio número 54 de Rabasa mostrando los dibujos de peces y crustáceos de su hoguera, cuyo tema era el mar y en el que no faltaba ni Bob Esponja.

Cartulinas, globos, papel cebolla, madera y corcho son algunos de los materiales empleados en los monumentos que los niños han pintado, recortado y pegado en un trabajo que en algunos centros llevan meses preparando. Luego, como en las hogueras "de verdad", la plantà, la visita del jurado, la cremà y, por supuesto, la banyà.

Algunos colegios ya quemaron ayer su hoguera. El primero fue El Valle en la Albufereta que a las diez recibió al jurado y a las once y media, a los bomberos. Incluso tuvieron su ninot indultat, la máquina de tren de su hoguera que representaba en una montaña rusa con vagones "las cosas divertidas que hemos hecho en el cole durante el curso", tal como indicó su directora Begoña Méndez. Pero el momento que más disfrutaron los pequeños fue el de la banyà. Como los mayores, pidieron agua a los bomberos, pero sin insultar y "por favor", y acabaron totalmente empapados, una imagen que se repetirá esta mañana en otros centros que aprovechan para que la cremà coincida con el final del curso y que disfrutarán los niños en su particular adelanto de las Fiestas.