Rafael Blasco, síndic del PP en las Cortes y conseller de Camps, había abierto una espita en el municipalismo valenciano de incalculables consecuencias con su declaración de intenciones sobre la posibilidad de reducir el mapa de localidades de la Comunidad con un proceso de fusión e, incluso, de supresión de ayuntamientos. Pero el propio Blasco, en su habitual arenga semanal ante los miembros del grupo parlamentario popular en las Cortes, se encargó ayer, al menos por ahora, de cerrarla una vez que el asunto había originado, incluso, posiciones encontradas dentro de las filas del propio Partido Popular.

La Generalitat no iniciará, de oficio, ningún proceso para suprimir municipios o fusionarlos salvo que sean las propias localidades las que asuman el peso de los trámites de forma voluntaria. Esa nueva posición cierra por completo el debate. En principio, de hecho, no parece probable que ninguna localidad quiera abrir un melón de esas características. Todo lo contrario. En Alicante, como recordó el presidente Joaquín Ripoll, hay cuatro o cinco casos de núcleos urbanos susceptibles de abordar procesos de segregación. Los dos próximos, según el presidente de la Diputación, podrían ser San Felipe Neri, ahora dependiente de Crevillent; y La Xara, en término de Dénia y que ya tiene el estatus de entidad local menor, una figura jurídica que permite la elección de alcalde, optar a ayudas y tener una cierta descentralización administrativa.

Blasco dedicó gran parte de la intervención ante los parlamentarios del PP, previa al inicio del pleno de las Cortes, a abordar la cuestión de la Ley de Régimen Local, aprobada la semana pasada con el voto en contra de los socialistas. No habrá supresiones unilaterales aunque sí recordó procesos de "agregación" que se produjeron, en su momento, en la ciudad de Valencia. En todo caso, insistió, sólo habrá cambios en el municipalismo valenciano si los consistorios quieren. Actualmente, la Comunidad tiene 136 localidades, de un total de 542, que tienen menos de 500 habitantes y, por tanto, se encuentran en uno de los supuestos de disolución, junto a otras circunstancias, que prevé la legislación. No sólo intervino Rafael Blasco para aplacar el conflicto sino que el propio Alfonso Rus, presidente de la Diputación de Valencia, tuvo ayer también que salir al paso de la polémica para negar la mayor.

Tras la el discurso de Blasco, los diputados iniciaron la sesión plenaria con un acuerdo. Hubo pacto de "La Roja". El horario de la comida se alargaría y el arranque del pleno de las Cortes, en su sesión vespertina, no se produciría hasta las 18 horas, una vez finalizado el partido, con derrota, de España.