Más de dos mil fieles celebraron ayer el Corpus Christi en Alicante. Esta conmemoración católica que celebra la Eucaristía, el sacramento que, según la tradición del catolicismo, representa el "sacrificio del Cuerpo y de la Sangre de Jesucristo, instituido por él mismo para perpetuar en los tiempos venideros, hasta su segunda venida, el sacrificio de la Cruz". Y, en el día de ayer, tomó más importancia el valor de la solidaridad, ya que el Obispado de la Diócesis de Alicante-Orihuela decidió que la colecta se destinara directamente a Cáritas, ya que atendió el año pasado un 96% más de personas debido a la crisis.

Durante su intervención en la misa, el Dean de la Concatedral, Ramón Egío, recordó que la Diócesis ha destinado tres millones de euros a ayudar a las pesonas y destacó la solidaridad de las personas al aumentar el número de voluntarios. Sin embargo, afirmó que estos datos, a pesar de ser positivos, "son insuficientes" y pidió a los asistentes "dar vosotros mismos de cenar a nuestros hermanos, dar nuestros poquitos de panes, al igual que hizo Jesucristo, para lograr el milagro de la generosidad".

En la misma línea, Ramón Egío destacó que "el hombre debe ponerse de rodillas ante su hermano para servirle y ayudarle", al tiempo que incidió en que "la Ecuaristía introduce lo enterno y lo infinito en la vida del hombre". Durante la misa y en el desfile participaron decenas de niños que celebraron la Comunión-Ecuaristía a los que el Deán les dijo que el Señor "les estaba esperando".

En representación del Ejército acudieron el comandante de la Guardia Civil y el responsable de Rabasa. Su presencia no varió con respecto a años anteriores tras la aprobación del nuevo Reglamento de Honores Militares del Gobierno que elimina los símbolos religiosos del Ejército porque la procesión del Corpus en Alicante nunca ha contado con un desfile militar, según indicó la edil de Fiestas, Marta García Romeu. También acudieron representantes del equipo de gobierno y de las fiestas de Alicante. Como novedad, se recuperaron las danzas del siglo XV y el Toque de la ciudad, así como la tradición de los altares a la Virgen del Remedio y San Nicolás, al Señor de la Santa Cena y la Peregrina.