Dos años después de presentado el proyecto y a pesar de contar con toda la documentación en regla, la promotora alicantina Hansa Urbana se enfrenta ahora, todavía sin haber comenzado las obras, a una campaña en contra de la construcción en aguas del Pacífico mejicano (Cabo Pulmo) de un macrocomplejo turístico dirigido a crear 30.000 plazas hoteleras y 10.000 viviendas de lujo en uno de los arrecifes que quedan vírgenes en el Pacifico. Un grupo de ONG ambientales liderado por la estadounidense Wildcoast, las mejicanas Niparajá, Pro Natura Noroeste, Amigos de Cabo Pulmo y académicos del centro Scripps de EE UU y la Universidad Autónoma de Baja California sur presionan al gobierno mejicano para que revoque los permisos otorgados a la empresa considerar que la urbanización de una franja de 4.000 hectáreas provocará un descalabro ambiental. Hansa proyecta construir el resort "Cabo Cortés" que incluirá hoteles, viviendas, puertos deportivos, campos de golf, centros comerciales y hasta un aeropuerto para aviones privados.

Los detractores de la iniciativa señalan, sin embargo, que los trabajos afectarán a un arrecife de unos 20.000 años, uno de los más viejos del Pacífico, donde viven, por ejemplo, 226 de las 875 especies de peces que existen en el Golfo de California, así como tortugas, delfines, lobos marinos, tiburones y es ruta de paso de ballenas. Juan Rafael Galea, ejecutivo de Hansa, advirtió ayer, en este sentido, que "desde el primer momento la tramitación del proyecto se hizo de la mano del Gobierno de Méjico y toda la documentación está en regla".