No dejes que los árboles te impidan ver el bosque. En el caso de los astilleros del Puerto sí, que no se vean éstos y se vean los árboles, por supuesto, que dirían los vecinos de los barrios de Babel y San Gabriel.

La frase proverbial de un autor anónimo, aunque utilizada por casi todos los filósofos y eruditos desde que se hizo pública, recobra estos día actualidad tras observar el tirón que ha dado el Puerto a la construcción del parque público frente al barrio de San Gabriel. Una barrera vegetal que se prevé inaugurar el mes que viene, pero que ya se puede observar cuando se llega a Alicante desde la entrada a la ciudad por el sur.

Novecientos árboles y un lago artificial con capacidad para 300.000 litros de agua forman el grueso de un conjunto "verde" con el que el presidente de la Autoridad Portuaria, Miguel Campoy, intenta tranquilizar el ánimo de los vecinos de la zona, la mayoría propietarios de una vivienda en las nuevas urbanizaciones que se toparon, de bruces, con el crecimiento lógico de la zona industrial del Puerto, algo previsto hace 25 años, pero que nunca llegó a ser explicado bien a la ciudad y a sus vecinos.

La alcaldesa, Sonia Castedo, plantó en enero junto a Miguel Campoy el primero de los 900 árboles que completarán la futura imagen del acceso sur de la ciudad. Una zona castigada por la desindustrialización y el abandono que sufrió durante años el entorno de la antigua estación de Murcia, hoy en fase de reconversión hacia lugar de encuentro de las diferentes culturas del Mediterráneo.

El Puerto aporta ahora también su parte con la construcción de un jardín botánico llamado a convertirse en una nueva zona de esparcimiento de la ciudad de Alicante. Se ha desbrozado toda la zona, se han plantado casi mil árboles y ya se pueden observar caminos y los primeros juegos infantiles. Habrá un área para gimnasia, otra para la práctica de la petanca y un kiosko-cafetería, además de un lago cuya profundidad (0,6 metros) lo hace apto para todos los públicos.

La construcción del parque y la instalación de los sistemas cortavientos (pantallas para evitar que el polvo que se genera en la descarga de cemento llegue a la ciudad en los días de viento de levante) y un semáforo para regular actividades en los muelles son las apuestas del Puerto para reducir los desencuentros que ha tenido en los últimos años con los vecinos de San Gabriel y Babel. Las diferentes plataformas han venido cargando contra el traslado a la nueva dársena de poniente de una parte importante de la actividad portuaria. En concreto, los vecinos no están conformes con la presencia en la zona de los astilleros (a una empresa se le retiró la concesión por sus irregularidades) y de los futuros silos de cemento (ha comenzado su instalación), sobre todo por su altura. Con el bosque y sus árboles se intenta certificar la paz social.