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En nuestro paseo encontramos muchos comercios cerrados. Mari Carmen aún recuerda la tienda de Fini donde compraba su abuela, o el bar del Alcalde, donde iba su abuelo. Este último sigue en la plaza, pero cerró hace un par de años. Al lado hay otro bar. En la puerta, un cartel escrito a mano: "El juez Garzón pide amparo al tío de la vara". Preguntamos quién es ése. Es Chimo, el dueño del bar; un alcoyano que llegó hace dos años y que parece conocer la zona como la palma de su mano. "Es que el pobre Garzón no creo yo que sea tan malo". Nos invita a un café con leche sin parar de bromear detrás de la barra mientras Zapatero habla por la tele que tiene a sus espaldas de las situación económica. "Éste es un barrio obrero y la gente tiene una moral enorme, pero está dejado de la mano de Dios", dice Chimo. "El Ayuntamiento sólo se acuerda de nosotros cuando vienen a cortar la luz porque alguien no paga". Son las doce y media y en el bar hay siete u ocho personas, entre ellos Ronaldo y Orco, que, están en paro y pasan el ratito tomando una cerveza alrededor de una mesa. Parecen salidos de la película "Los lunes al sol". Llevan lo de la crisis con humor. "¿Qué remedio?"

Todos hablan de la crisis, uno de los motivos de que hayan cerrado gran parte de los comercios de la plaza y de que no se abran otros, al menos de momento. La situación se refleja claramente en las galerías comerciales La Florida. De cien puestos sólo 26 permanecen abiertos. Joaquín, el presidente de los comerciantes de las galerías cuya distribución es similar a los mercados, se queja de que los comerciantes no tienen ayudas del Ayuntamiento frente a los mercados municipales.

Abiertas desde hace 33 años, sufrieron un varapalo con la instalación del mediano comercio en la zona y la crisis les ha acabado de hacer la puñeta. "Aquí hay dos Mercadona, un Día y un Hiperber, y desde que los abrieron vamos de mal en peor. Efectivamente no hay mucha gente comprando y resulta desolador encontrar tres de cada cuatro puestos con la persiana echada.