"Yo, de aquí a Florida Alta". Paquita se ríe al ver que no la entendemos... "Mujer, al cementerio". Para ella, Ciudad de Asís es el mejor barrio de Alicante. Desde luego, tiene solera. Con sus bloques de tres pisos y las plantas bajas que rodean la plaza, no parece haber cambiado mucho desde que en 1953 lo fundara el padre Ángel, una institución entre los vecinos y cuyo recuerdo sigue presente en el busto que se conserva de su imagen frente a la parroquia, en cuadros y fotografías repartidos por el barrio y hasta en los llaveros que llevan algunos vecinos con la imagen del sacerdote.

Pasear por Ciudad de Asís te traslada a un barrio de los de toda la vida con los antiguos bloques rosados de tres plantas y tejado a dos aguas; sus balcones con ropa tendida y sus toldos verdes, algunos beige de puro descolorido. Te puedes imaginar a la gente sentada frente a su casa, tomando el fresco en verano, sobre todo a los mayores como Soledad García que tiene 80 años y es una de las vecinas que estrenó una de las viviendas del padre Ángel. "El barrio entonces era "más bonito, y, además, había mucha fiesta. Los jóvenes tenían más ilusión y eran más emprendedores", pero le sigue gustando vivir aquí. "Es como un pueblo. Quiero mucho al barrio".

Las aceras, añejas, aunque limpias, salpicadas cada seis o siete metros de árboles; ahora, en invierno, sin hojas. Aquí y allá desconchones o pasos de cebra medio borrados. Se nota la edad del barrio en sus casas y en sus calles, pero no tiene uno sensación de abandono... mientras que no te acerques a las vías, eso sí, porque entonces llegas al feudo de los grafiteros y no encuentras un muro libre de pintadas, ni por equivocación.

La plaza, creada en 1976 y recientemente remodelada gracias al Plan E, aglutina gran parte de la vida en el barrio. Por allí pasan las mujeres que vienen de hacer la compra en uno de los nuevos centros comerciales o en las galerías de alimentación La Florida que, pese a su nombre, están ubicadas en Ciudad de Asís. Por la plaza deambulan los ancianos y alguna madre juega con su niño en los nuevos columpios, mientras nos distraemos con la aparición de una mujer que lleva de paseo nada menos que a cinco perros, y todos con una especie de jersey puesto.

El cemento manda en este espacio rectangular en el que se diseminan las palmeras, los chopos y los parterres verdes con plantas todavía jóvenes, algunas destrozadas por los actos vandálicos, según cuentan los vecinos, quienes, mientras hablan, miran de reojo a un grupo de jóvenes que se concentran en una esquina, junto al quiosco.

A un lado de la plaza, ante las características casas de una planta de esta zona de Alicante, construidas poco después de los bloques, están limpiando la puerta del portal de su establecimiento Lucas y Ana, quienes se quejan de los charcos que se forman cada vez que llueve o riegan la plaza. Son dueños de un quiosco de chucherías, uno de los pocos comercios que sigue abierto en los alrededores de la plaza, y andan mosqueados con algunos convecinos. "Fíjate, alguien ya ha arrancado las plantas y las flores y eso que inauguraron la plaza el 18 de diciembre".

El del biscúter

¿Ha cambiado mucho el barrio desde su creación? Miguel Puch cree que no. "El padre Ángel construyó las viviendas para los ferroviarios y el 95% de los que vinimos a vivir éramos manchegos. Incluso, para la primeras hogueras que se plantaron en el barrio usamos cartillas de pago, que eso no se conocía entonces en Alicante". Miguel se ríe al recordar a sus antiguos vecinos. "Había gente muy singular entonces aquí". Recuerda a un inventor "que con un biscúter construyó un helicóptero y voló. Doy fe de que yo vi aquello levantarse del suelo" ¿Y triunfó?, le preguntamos. "Qué va, sigue pobre". "Había otro señor que era sordo y tenía fama de ser el mejor mecánico de "Escarabajos" de Alicante, y lo gracioso es que decía que arreglaba los coches de oído".

Paquita nos enseña su casa, una de las viviendas originales, aunque le ha quitado un muro para darle más amplitud al salón. No sabemos si todas las casas serán como ésta, pero seguro que muchas sí. Una vivienda humilde, llena de fotos de sus hijos y nietos, de pañitos de ganchillo y con toda una vida en sus habitaciones. "Éste es el mejor barrio que hay, aunque, claro, ha cambiado, sobre todo la gente, como el resto de Alicante".

Nuevos vecinos

La mayor parte de vecinos con los que hablamos cuentan que ha habido una cierta transformación del barrio en los últimos años por la llegada de personas de otros países. No se quejan de los emigrantes, con los que aseguran que no hay problemas, pero sí que echan de menos la "confianza" que había cuando se empezó a habitar la zona y "dejábamos las puertas abiertas, porque no había miedo a los robos, y, ahora, si te descuidas, te quitan hasta la cartera", en palabras de Juanma, un señor que lleva la friolera de 51 años viviendo en Ciudad de Asís. Los vecinos sí aluden a las peleas que hay de vez en cuando, "incluso con navajas y cuchillos", aunque la presidenta de la Asociación de Vecinos, Isabel Martínez, cree que "delincuentes hay los de siempre, y son nacidos aquí", pero no es un barrio especialmente conflictivo y es tranquilo.

Entre los primeros vecinos del barrio hay mucha gente que se ha ido "porque tenían dinero y preferían irse al centro, a la playa o a los barrios nuevos". Algunos de aquéllos que se marcharon hace ya años fueron los hermanos Ten, "Los de Jimten", y muchos de los hijos de los primeros habitantes, pero otros han llegado al barrio.

A la hora de la salida del cole vemos a muchos niños en el barrio. Efectivamente hay personas jóvenes, algunas de ellas emigrantes. No es difícil cruzarse por la calle con mujeres con la cabeza velada. Dos hombres con un niño pequeño, que prefieren no identificarse, ni salir en las fotos, nos cuentan que llegaron hace dos años de Marruecos y que están a gusto y sin problemas con los vecinos, aunque admiten que apenas se relacionan con ellos. ¿Problemas?, la falta de trabajo, como en todos los sitios.

"Daba hasta sus zapatillas"

En el barrio hablan maravillas del Padre Ángel y creen que no está suficientemente reconocido en Alicante. Nacido en Carcaixent, en 1895, se hizo sacerdote a los 24 años y se marchó a Colombia de misionero, pero tras la Guerra Civil, y viendo la necesidad de ayuda que había en España, regresó y fue destinado a Alicante. Cuentan los vecinos que venía de una familia muy rica, pero al ver las necesidades que había en la España de la posguerra lo dió todo. "Hastas sus sábanas o unas zapatillas que le regalaran los daba". Fundó los barrios de Ciudad de Asís y Divina Pastora. Constituyó el Patronato de las Viviendas en 1953 y con sus aportaciones y ayudas del Obispado y del Ministerio levantaron las viviendas que hoy conforman el barrio, donde creyentes o no, sólo tienen para él buenas palabras. En la Cultural hay un gran cuadro del sacerdote, y los miembros del club nos enseñan orgullosos fotografías del Padre Ángel. Uno podría pensar que estamos ante un barrio especialmente devoto, pero no. "Reconocemos la labor del padre Ángel. Lo de la iglesia, luego, como en todos los sitios".