Tiene miedo de contar su caso, por eso oculta su identidad bajo el nombre ficticio de Said. Tampoco quiere dar muchos detalles sobre su vida y situación en Alicante.

Said sólo cuenta escuetamente cómo él, africano, y su novia, "procedente de un país de la Unión Europea" decidieron, tras dos años de relación, dar el gran paso de contraer matrimonio.

Como toda pareja en idéntica situación que desea casarse, Said y su novia presentaron toda la documentación necesaria en el Registro Civil de Alicante. "Entonces nos dieron una cita para tener una entrevista con la Policía, por eso de comprobar que no era un matrimonio fraudulento". Una entrevista de la que Said salió detenido por carecer de papeles y tener una orden de expulsión abierta.

Después de cuatro años en España trabajando en lo que ha podido, sobre todo en el campo, ahora Said teme por su futuro y se lamenta de no haberse podido casar con su compañera, "quien siempre me ha ayudado mucho y ha estado a mi lado". Ahora sólo espera que su abogado pueda solucionar su situación. Ante casos como éste Cáritas Diocesana Orihuela-Alicante, la Comisión Española de Ayuda al Refugiado -Cear- y Alicante Acoge lamentan la contradicción "entre las opciones que la normativa contempla para la normalización de los inmigrantes y la práctica de la Administración que imposibilita esta regularización".