Javier Boix, el prestigioso penalista en cuyas manos puso su defensa el presidente de la Generalitat en el proceso por la trama valenciana del caso Gürtel (cuyo archivo se encuentra recurrido al Supremo), ha sido el letrado al que también se ha encomendado el ex primer edil de Polop. Para Boix, ni Camps ni Cano son lo únicos políticos en su cartera de clientes. A principios de los noventa, sonadas fueron sus actuaciones en sendos procesos contra el entonces conseller de Obras Públicas -y hoy de Inmigración-, Rafael Blasco, y el ex tesorero del PP Rosendo Naseiro por presuntos cohechos. La nulidad de las pruebas planteada por Boix exoneró a ambos de toda culpa.