El de José Sanz y su hijo Pedro es el mismo caso que el de centenares de familias que se han visto relegadas este curso -al menos hasta el momento- de la habitual ayuda de Educación para el comedor de sus hijos, todos ellos con necesidades educativas especiales. "Está escolarizado desde el año 2002, entonces en El Campello y ahora en Alicante, pero siempre recibimos estas ayudas de oficio, sin necesidad de pedirlas. Hay un decreto y la administración no puede ir contra sus propios actos cuando ha interpretado su norma en un mismo sentido durante años".

Este padre no da por sentado que vaya a quedarse sin la beca de comedor: "Si una norma cambia debe notificarse por escrito con otra del mismo rango o superior y no ha sido el caso". Opina que es un atropello jurídico contra niños "que no hablan, como pasa con mi hijo, que sólo puede hacer ruidos a consecuencia de su encefalopatía fija. Ojalá pudiera ir solo al colegio, pero se desorienta". Y quizá sea ésta la baza que sugiere la conselleria para prorrogar la ayuda que venía prestando a estas familias, cambiándola por la subvención extraordinaria del transporte a todos los alumnos de educación especial, ya que la normativa específica de la beca de transporte incluye el comedor.

"Para el tratamiento de estos niños tenemos gastos por todos lados y los 82 euros mensuales de comedor son uno más. Si cambian la norma deberían motivarlo y no reducirlo a que se hayan quedado sin presupuesto".