La llamada de un ciudadano informando de su ubicación permitió ayer a la Policía Local la recuperación del oso vegetal que fue robado en la noche del pasado 18 de diciembre de su emplazamiento en la plaza de Galicia.

Los empleados de la Concejalía de Atención Urbana se hicieron cargo de la escultura del osito, y que junto a otro de mayor tamaño, había sido instalado sobre el césped de la zona verde del centro de la Plaza de Galicia, de donde fue sustraída el pasado 19 de diciembre, apenas un día después de su instalación.

El concejal de Atención Urbana, Andrés Llorens, explicó ayer que recuperar este elemento ornamental "ha sido posible gracias a la colaboración ciudadana de un buen alicantino, que lo encontró abandonado en un contenedor". Según fuentes de la concejalía, el ciudadano, "nada más verlo, se dio cuenta de que era el osito del que hablaba la prensa", y por eso llamó inmediatamente a la Policía Local.

Los agentes trasladaron el pequeño oso vegetal hasta la Concejalía de Atención Urbana, en donde los empleados de jardines municipales procederán a evaluar los daños que ha sufrido, que no son muy relevantes, y acto seguido lo repararán para su reposición en el mismo lugar que ocupaba, junto al oso vegetal adulto.

El concejal de Atención Urbana, Andrés Llorens, tras conocer la noticia, señaló que esta aparición, y el hecho de que haya sido gracias a la colaboración ciudadana, "es un excelente regalo de Reyes anticipado".

Como se recordará, este osito formaba parte del conjunto de reproducciones vegetales de animales que la Concejalía de Atención Urbana instaló en distintas zonas verdes de la ciudad el 18 de diciembre, dentro de la campaña "Alicante guapa, guapa, guapa", promovida por la alcaldesa, Sonia Castedo.

Además de los dos osos de la plaza de Galicia se instalaron dos jirafas en la plaza de la intersección de la Gran Vía con la calle Agatángelo Soler, un flamenco en la Isleta y un delfín en la rotonda de la avenida de Denia, frente al colegio de los Jesuitas.

Pese a que estos ornamentos vegetales fueron anclados al suelo con ganchos de hierro para evitar su robo, el sistema no dio muy buen resultado ya que al día siguiente desapareció el oso.