Ala una del mediodía el helicóptero de Inaer despega desde el aeródromo de Mutxamel con los pilotos Ismael Carbonell y Daniel Marco a los mandos. Ya en el aire, Torremanzanas asoma entre la nieve como en una postal navideña, mientras en la Carrasqueta los copos cubren las ramas de los árboles y una capa espesa tiñe de blanco las zonas de cultivo.

En las cunetas de las carreteras que unen la costa con el interior de la provincia descansa la nieve que han apartado las máquinas mientras algunos caminos siguen intransitables. El blanco que envuelve la Sierra de Mariola y el Santuario de la Font Roja rodea Alcoy y se extiende a Ibi, Onil o Castalla.

Una capa de medio metro cubre Benifallim mientras las máquinas quitanieves no dejan de trabajar para despejar las calles de acceso a la localidad, que en la mañana de ayer se encontraban cortadas tras el temporal. El helicóptero vuela bajo para comprobar que son pocos los vecinos que han salido de sus casas. Sólo algunos se atreven a pisar la helada calle para intentar retirar la nieve que sepulta sus coches y que lo envuelve todo. Este es uno de los pueblos más afectados por el intenso frío, pero no es el único. En Confrides y Penáguila los tejados de las casas despertaron blancos y la estampa es similar.

El recorrido prosigue por Guadalest, dejando a un lado la sierra de L'Aixortà, cubierta por un abundante manto. El helicóptero mira de frente hacia la Aitana para poder contemplar una imagen de postal que hace única a la provincia: En primer plano se ve la cima de la montaña y en el horizonte, sólo el mar. El blanco y el azul se unen de un solo vistazo dejando claro que Alicante es una tierra de contrastes.

Desde Callosa d'Ensarrià se contempla la nieve sobre el Puig Campana, pero el sol ya ha derretido la que cayó durante la jornada del lunes en las vertientes que dan a la costa. Así, al sobrevolar el mar frente a Benidorm y mirar hacia el interior, sólo se aprecia el blanco manto de L'Aixortà, lo que deja otra estampa singular de esta provincia costera.

El frío se palpa desde el aire. Y no sólo por las montañas nevadas, también al ver desiertas las playas de Benidorm que hace apenas unos días estaban repletas de gente. Y es que el cambio ha sido brusco y el mercurio de los termómetros se ha desplomado hasta en 14 grados en algunas zonas de la provincia. A las dos de la tarde, la temperatura a los más de 2.000 metros de altura sobre el nivel del mar es de cuatro grados, pero el piloto Ismael Carbonell asegura que horas antes la mínima se hallaba por debajo de cero.

El recorrido de vuelta prosigue por la costa. Al pasar frente al hotel Bali, el hotel más alto de europa, ya se ve al fondo el pico de Aitana, el más alto de la provincia, que se puede contemplar durante todo el viaje de vuelta hasta llegar al aeródromo de Mutxamel.