i rastro. El auditor tenía intención de seguir la pista del dinero, pero el dinero no ha dejado huellas. Al menos en el archivo de la contabilidad del Instituto Valenciano de la Exportación (IVEX). Y si las hubo se han borrado en estos 10 años exactos transcurridos desde que el 23 de abril de 1999 Julio Iglesias cantó en el Auditorio Nacional de México. Aquel concierto, el último de los seis que dio el artista en virtud del contrato firmado con la Generalitat de Eduardo Zaplana para promocionar los productos valencianos en el mundo, constituye, junto al recital que un año antes se celebró en Orlando, el epicentro de un escándalo que desde hace 1.720 días está siendo investigado en los tribunales.

Para avanzar en el esclarecimiento de los presuntos delitos de malversación de fondos, falsedad documental y delito fiscal, el juez Luis Carlos Presencia encargó sendos peritajes sobre los gastos de organización de esas dos actuaciones. El informe sobre el concierto mexicano no ha podido realizarse porque en el IVEX no existe ni una factura ni justificante de pago de un solo dólar por aquel concierto. Y ello pese a que por el mismo se abonaron 1.802.434 dólares, entre el 12 de abril y el 27 de julio de 1999. La moneda americana cotizaba a 163 pesetas a principios de julio por lo que la cantidad es casi la misma si se traduce a euros.

El estropicio en las arcas de la Generalitat, no amparado en facturas, es más grave aún si se considera que ese dinero se pagó a una empresa, Midway International, por realizar unos trabajos de montaje que ni siquiera hizo. Lo dijo la Agencia Tributaria cuando multó al IVEX con 191.000 euros por intentar desgravarse gastos por unos servicios pagados "que no se ha acreditado que se hayan realizado", señaló en el expediente sancionador. Lo corroboró el ex delegado del instituto en México, Vicente Sendra, cuando explicó al juez que no tenía ni idea de quién ni qué era Midway; lo ratificó el representante del Auditorio Nacional donde se celebró el concierto y lo apuntaló el apoderado de la empresa que realmente organizó el evento, la mexicana Rac Producciones.

Esta promotora de eventos corrió con todos los gastos de organización a cambio de que el IVEX le cediera los derechos de Julio Iglesias y la explotación comercial de la taquilla. Al IVEX le bastaba con que Rac le reservara 300 entradas para invitar a empresarios y compromisos. El trato, sobre el papel, era impecable: a la empresa de espectáculos le salía gratis el artista y al IVEX, el recital. En teoría. Porque mientras ese trato se cerraba en México, en Valencia se ingresaron 10 cheques en la cuenta de Midway en el Arab Bank, por 980.321 dólares. Además, otros 822.113 dólares fueron transferidos directamente desde ese mismo banco, del que Midway y el organismo público eran clientes, a una cuenta de UBS en Nassau (Bahamas).