Cuando Alberto y Carlos, de 4 y 5 años, llegaron desde Rusia a casa de su nueva familia, hace ya dos años y medio, tenían una afección en la piel y muchos picores. Su madre adoptiva, Conchi Ramón, los llevó al pediatra en varias ocasiones, pero las cremas que les prescribía no terminaban con el problema. Tras informarse, ella misma dio con la solución: tenían sarna. "Existen enfermedades endémicas de algunos países y si los médicos supieran qué análisis hacer a cada menor según su lugar de origen se podrían aligerar los tratamientos y ahorrar malos tragos a las familias", argumenta.

La creación de un protocolo médico de adopción internacional que establezca que pruebas hay que realizar de forma sistemática a los niños dependiendo de su procedencia es una de las principales necesidades de los padres adoptantes de la provincia. La unión hace la fuerza y, para lograr ésta y otras mejoras para la adaptación de sus hijos, varias familias se han unido en una nueva asociación denominada Adoptad2.

La presidenta de la agrupación, Gloria Giménez, explica que el objetivo es "informar, asesorar y apoyar a las familias que están en proceso de adoptar a un niño o que ya lo han hecho". Al respecto, añade que "nadie te prepara para ser padre adoptante y es diferente porque no existe una vinculación biológica". Durante la crianza pueden aparecer complicaciones y es ahí donde el intercambio de experiencias puede servir más a los padres. "Hemos decidido unirnos para tener más fuerza y poder conseguir más cosas en colaboración con las administraciones", afirma.

En cuanto a la salud, explica que "no sabes si los datos que te dan en el país de origen son buenos y dependes de tu pediatra, por lo que sería bueno un protocolo médico que recogiera las necesidades de los niños".

Desde la asociación también creen necesaria una ampliación de la atención psicológica post adopción y más especialistas en este tema.

Además, "cada vez somos más padres adoptantes y consideramos que los profesores deberían adaptarse a las nueva realidad social", dice Conchi Ramón, quien ejemplifica que "pueden tachar a tu hijo de hiperactivo, cuando en realidad se debe a una historia vivida previamente".

Según datos de la Conselleria de Bienestar social, el año pasado 496 familias de la provincia solicitaron una adopción nacional o internacional y otras 258 pudieron recoger a sus hijos. Estos datos evidencian el elevado número de adoptantes.

Desde esta asociación, que no ejerce como mediadora en los procesos, pretenden captar a cuantas más familias mejor. Entre las fundadoras se encuentra también Mayca Vilella, madre de Ainara Wen, de cinco años. Tardó dos años y medio en adoptarla desde China y asegura que "para los niños no es un tabú el ser adoptados".

En la agrupación también hay cabida para los padres que están en proceso de adopción, como María del Mar Almagro, que lleva un año y ocho meses a la espera de poder adoptar en China o en Vietnam. María José Mira echó una solicitud en China y otra en España, para la que "la espera ronda los tres años", asegura.