El Altet es el principal aeropuerto de España con un peor acceso por carretera. La terminal alicantina es la única de entre las diez con mayor volumen de pasajeros del país a la que no llega ninguna vía de gran capacidad, ni dispone tampoco de una salida directa hacia una autopista, autovía o carretera con dos o más carriles para cada sentido de la circulación.

La única forma de llegar a El Altet es la carretera N-338, una vía que se muestra insuficiente en épocas de gran movimiento de pasajeros en el aeropuerto. La autovía A-7 se encuentra a apenas tres kilómetros de distancia, pero tan corto recorrido no se encuentra desdoblado. Tan sólo existen dos carriles en un sentido en el acceso desde la N-332. Esta escasez de capacidad, y la inexistencia de cualquier otro acceso -se podría llegar por la carretera CV-852, pero es una ruta dificultosa para quienes no conozcan la zona- deja a Alicante en una situación de clara inferioridad en relación a otras terminales.

En el resto de grandes aeropuertos, el paso de una vía de gran capacidad por las inmediaciones sí se ha aprovechado para habilitar un acceso directo, o para desdoblar la carretera que lleva hacia la terminal. El caso más parecido al de Alicante es el de Málaga, donde la N-348 es la única vía para llegar a las instalaciones aeroportuarias. Sin embargo, esta carretera dispone de dos carriles por sentido y, además, conecta directamente con la autovía MA-21, que a su vez enlaza con la A-7. Otros ejemplos de respuesta al incremento en el tráfico de pasajeros son los aplicados en Lanzarote y Fuerteventura, donde las carreteras procedente de la capital de cada isla, Arrecife y Puerto del Rosario, respectivamente, han sido desdobladas.

Alicante queda por detrás también de Valencia, pese a tener un mayor tráfico. El principal acceso a la terminal de Manises desde la capital autonómica es una autovía desde hace bastantes años y, además, es posible llegar a este aeropuerto a través de otras dos carreteras, la N-220 y la CV-370. Unas opciones que parecen mínimas si se comparan con Madrid, donde la oferta viaria incluye hasta una autopista de peaje, la M-12.

La insuficiente accesibilidad por carretera de El Altet se suma a las limitadas opciones existentes para llegar en transporte público, donde el de Alicante es también el peor comunicado de los grandes aeropuertos españoles. La única línea de autobús que une la ciudad con la terminal tiene una frecuencia de paso de 40 minutos, cuando en ningún otro lugar del país se superan los 30. Además, no existe conexión ferroviaria, a pesar de que la línea Alicante-Murcia pasa a escasos metros de las instalaciones aeroportuarias.

El catedrático de Geografía Humana de la Universidad de Alicante (UA); Vicente Gozálvez considera que los accesos por carretera al aeropuerto son "un punto negro", para cuya solución "todavía no ha habido una decisión en firme". El experto critica que aún no se haya resuelto una "necesidad perentoria" como es la de duplicar la N-338 para conectar la terminal con una vía de gran capacidad como la A-7, de la misma forma que no se ha hecho una "previsión de actuación" para habilitar nuevos accesos directos.

En este sentido, hace hincapié en que el proyecto de ampliación de El Altet "en modo alguno habla más que de duplicar el aparcamiento de autobuses". A su juicio, la falta de nuevas infraestructuras a corto plazo choca contra la "función primordial para el desarrollo" que tiene el aeropuerto, que cuenta incluso, añade, con una "clientela fija" como son los turistas y los propios residentes extranjeros de la provincia.

A estas cuestiones agrega también la urgencia de mejorar un transporte público "absolutamente deficitario respecto a la ciudad y a otros lugares principales de destino" como Benidorm y Torrevieja, entre otros muchos. Al respecto, incide sobre todo en la "incentivación y priorización del ferrocarril", por su capacidad, su utilidad y su consumo de energía. Para Gozálvez, la futura llegada del tranvía al aeropuerto es un buen augurio, pero lamenta que nunca se haya aprovechado el paso de una línea de tren por el lugar para habilitar un apeadero, ni siquiera como solución provisional.