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a proliferación de bandas criminales que se han especializado en atracar a grupos de narcotraficantes para robarles alijos de droga y dinero se está traduciendo en un alarmante aumento del uso de armas de guerra -subfusiles de asalto y pistolas ametralladoras- entre los delincuentes que operan en la provincia. Desde hace poco más de un año, el Cuerpo Nacional de Policía ha desmantelado en la provincia cuatro bandas organizadas que se dedican a esta modalidad delictiva y la Guardia Civil también apresó el pasado mes de marzo a un grupo similar. A los miembros de estos grupos se les han decomisado armas cortas y cerca de una decena de subfusiles y pistolas ametralladoras. Esto no era nada frecuente hasta ahora porque este tipo de armamento había sido detectado por las Fuerzas de Seguridad en atracos a bancos o a furgones blindados perpetrados por bandas marsellesas o italianas.

El problema de estas bandas no afecta sólo a Alicante. Se ha generalizado en todo el litoral mediterráneo y los miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado se han visto obligados a reforzar aún más las medidas de autoprotección en las intervenciones policiales para hacer frente a un posible ataque con estas armas automáticas, que tienen capacidad para efectuar cientos de disparos en sólo un minuto. La autoprotección se ha reforzado además por la mayor agresividad de los delincuentes actuales, que no dudan en enfrentarse de forma violenta a un policía o guardia civil para intentar evitar su captura, algo que era poco probable hasta hace pocos años.

Aunque hasta ahora no se ha detectado en la provincia un "mercado negro" de estas armas de guerra, el más cotizado es el fusil de asalto Kalashnikov, por el que se puede pagar hasta tres mil euros la unidad. Por contra, las pistolas ametralladoras y otros subfusiles se cotizan a precios que oscilan entre 1.200 y 1.800 euros, según los datos que manejan especialistas policiales en tráfico de armas.

Países del Este de Europa que han estado en guerra son el origen principal de estas armas y Holanda y Bélgica son dos países donde la Policía tiene constancia de la existencia de una comercialización clandestina de subfusiles. El tráfico en España se centra más en armas cortas, como pistolas y revólveres, lo que no quiere decir que también se puedan adquirir armas de guerra en círculos de difícil acceso para las personas que no están involucradas en el crimen organizado.

Entre las armas de guerra intervenidas en Alicante desde el pasado año, todas con el número de serie borrado o alterado, figuran un subfusil Skorpion VZ, de fabricación checa y con una cadencia de tiro de 850 disparos por minuto, por lo que un cargador de 20 balas apenas dura un segundo en vaciarse. También se aprehendió un Kalashnikov, un subfusil ZC y tres pistolas ametralladoras, dos de ellas con silenciador.

El auge de estas bandas no parece tener freno porque sus miembros saben que pueden obtener grandes beneficios y los traficantes víctimas de los atracos, lógicamente, no les van a denunciar.