H ace apenas un par de días que ha vuelto a casa tras un nuevo ingreso en el hospital. «Me dio un ictus», relata con toda naturalidad «pero está visto que no era mi momento, así que vamos a seguir trabajando».

Afiliado a la UGT en 1973, Javier Cabo no ha parado desde que llegó de León a Alicante, en 1988, a la jefatura de Correos, para convertirse tres años después en secretario general comarcal del sindicato en l$27Alacantí hasta febrero de 2004, en que cesó precisamente por motivos de salud. Pero esta circunstancia no le ha apartado de su compromiso social con la provincia y esta ciudad, lo que le ha hecho merecedor del VI Premio Maisonnave que ayer aprobó la Universidad de Alicante dada su «acreditada trayectoria en defensa de los valores cívicos y ciudadanos y su compromiso en defensa de las libertades y los derechos de los trabajadores».

El próximo lunes 3 de lunes se celebrará la ceremonia de entrega

«Yo me siento muy querido por la Universidad - reflexionaba ayer nada más conocer su nombramiento por el Consejo de Gobierno como VI premio Maisonnave - porque vivimos momentos muy difíciles cuando estaba en el Consejo Social y segregaron parte del Campus a Elche e impidieron el nacimiento del parque científico».

Genio y figura, Cabo retoma una década después su indignación de entonces: «Fue algo que nuca debió hacerse políticamente cuando además el Campus de Alicante es uno de los mejor diseñados de toda Europa y aportaba las mejores ideas de futuro ya entonces».

Sindicalista hasta la médula, sigue no obstante mirando hacia adelante y admite que ahora «afortunadamente se han reconducido las relaciones, sí».

Ente sus propósitos más inmediatos figura su intenso trabajo a través de la Fundación Diógenes en Madrid por los enfermos de esclerosis lateral amiotrófica (ELA);. «Es una enfermedad incurable pero tratable - explica Cabo - y la Administración nos margina precisamente porque no nos curamos. Nos niegan un tratamiento continuado porque nos califican como crónicos y nuestro objetivo día a día apunta a mantenernos lo mejor posible».

Confiesa que piensa seguir dando el callo ante el delegado territorial de Sanidad para lograr para los afectados asistencia continua tanto de logopedia como de fisioterapia. El nuevo premio Maisonnave dice tener muy presentes al centenar de personas que en la provincia se encuentran en circunstancias similares a la suyas. «El índice de mortalidad es muy grande. El promedio es de dos años y medio de vida. Hay que trabajar mucho», concluye sin descanso y haciendo gala de un esfuerzo extraordinario por hacerse entender.

El galardón de que se ha hecho acreedor a propuesta del vicerrectorado de Extensión Universitaria y ratificado por todo el Consejo de Gobierno de la Universidad de Alicante, también ha tenido en cuenta que ha sido miembro de diversas plataformas ciudadanas, así como su participación en la Fundación Pascual Tomás, en el Consejo Económico y Social del Ayuntamiento de Alicante y en la Agenda Local de Desarrollo, sumado a los doce años en que formó parte del Consejo Social de la propia Universidad. Esta misma institución académica resolvió ya hace tres años concederle a Javier Cabo la medalla de oro 2004 «por sus muchos méritos», dijo ayer el vicerrector.