El Ayuntamiento de Alcoy, en colaboración con la Generalitat Valenciana, ha subvencionado las escuelas de verano de diferentes barrios. La programación de actividades incluye, en estos casos, la comida, refuerzo educativo y una atención personal siguiendo los protocolos para la prevención del covid-19.
La crisis sanitaria del coronavirus está marcando un verano totalmente atípico en el que los rebrotes en diferentes puntos del país ocupan gran parte de la actualidad. Y en medio de toda la incertidumbre que está generando la pandemia, y sobre todo en un intento por adaptarse a la «nueva normalidad», las escuelas de verano han abierto sus puertas para que los más pequeños disfruten de la compañía de otros menores, realicen actividades y dejen a un lado los largos meses en los que han estado encerrados en casa.
Pero para que todos los niños y niñas tengan las mismas oportunidades el Ayuntamiento de Alcoy, a través de la concejalía de Políticas Inclusivas, ha subvencionado el acceso de 49 menores en riesgo de exclusión social a tres escuelas de verano situadas en diferentes barrios de la ciudad. La partida económica destinada a tal fin es de 20.000 euros, de los cuales 17.440 euros proceden de la Generalitat Valenciana.
Según los datos facilitados por el propio Consistorio, a la escuela de verano del Ensanche acuden 20 niños y niñas de familias vulnerables, a la de la Zona Norte 14 y a la de Santa Rosa 13.
Todos ellos están teniendo la oportunidad de divertirse y jugar con otros menores, pero el programa en estos casos también les incluye la comida, refuerzo educativo y una atención personal siguiendo los protocolos para la prevención del covid-19.
«Después de meses sin colegio y de un confinamiento largo, las escuelas de verano son para muchos niños y niñas el contacto con otros menores y una opción de ocio necesaria, sobre todo, en el caso de menores de familias vulnerables», ha insistido la concejala de Políticas Inclusivas, Aranza de Gracia.
La edil, además, ha explicado que «este año hemos primado las escuelas con proximidad al domicilio, pero incluyendo también el refuerzo escolar y el servicio de catering, que es fundamental, y por supuesto con todas las medidas de seguridad que marcan los protocolos».
La asistencia a las escuelas de verano es voluntaria, pero hay un equipo técnico municipal que, además de trabajar para detectar aquellas familias que pueden ser beneficiarias de este recurso, realiza un seguimiento de los menores y su entorno familiar con el objetivo de que «todo se desarrolle con normalidad», ha insistido Aranza de Gracia.
El cierre de los colegios, además, ha generado desigualdades educativas, sobre todo marcado por la tan mencionada brecha digital. Por ello, estas escuelas de verano además de garantizar que los menores procedentes de familias vulnerables cuenten con un menú saludable una vez al día y proporcionarles tiempo de ocio y espacios al aire libre con actividades, incluye el servicio de refuerzo escolar, a fin de que puedan ponerse al día y adquirir algunos de los conocimientos que tendrían que haber aprendido si no hubiese habido crisis sanitaria y, por consiguiente, no hubiesen estado confinados en sus casas.
Tomás Llácer
Por otro lado, el centro de educación especial Tomás Llácer este año no ha realizado escuela de verano, pero el Ayuntamiento ha contactado con el colectivo Somriures, el cual está luchando para que se abra un centro que acoja y ofrezca actividades y terapias para personas con diversidad funcional tras finalizar su etapa educativa. De este modo, dos usuarios del centro están disfrutando de acceso gratuito a la piscina, acompañados por monitores, para realizar terapias en el agua.
