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Compases para dejar atrás una pandemia

Cuatro jóvenes músicos crean una marcha cristiana en homenaje a los afectados por el coronavirus y a los profesionales del sector, muy golpeado con esta crisis

Marc Sansalvador, de Cocentaina, el más joven de los cuatro compositores. INFORMACIÓN

La música, ese elemento tan arraigado en la identidad cultural a lo largo de toda la Comunidad Valenciana, ha padecido también las consecuencias del coronavirus. La pandemia y la suspensión de eventos de todo tipo ha supuesto un parón total en la actividad artística y profesional de las bandas y de todas las personas para las que componer y tocar es su trabajo o una pasión a la que dedican todo el tiempo y el esfuerzo. Con el ánimo de transmitir esperanza a todas ellas y al conjunto de quienes se han visto afectados por el covid-19 de forma directa o indirecta nace una idea desarrollada por cuatro jóvenes músicos, una marcha cristiana que quiere ser un homenaje y un estímulo para afrontar esta crisis.

Marc Sansalvador, Sergio Moles, Pablo Folgado y Carles Crespo, de Cocentaina, Onil, Elda y Beniarrés respectivamente y con edades que van de los 15 a los 28 años, llevan ya varias semanas componiendo una pieza que han titulado «Tot anirà bé». Todavía no se conocen personalmente entre ellos, sino que se trata de una iniciativa surgida a través de las redes sociales en los días iniciales del confinamiento. La idea, explica Folgado, nació a partir de que «estaba componiendo, porque es mi trabajo, y se me ocurrió que podía ser interesante» hacer un proyecto colaborativo. Lo compartió en Instagram y, a partir de ahí, se sumaron Crespo, Moles y Sansalvador, así como un quinto músico, Àngel Vidal, de Canals, quien posteriormente abandonó el proyecto. Decidieron hacer una composición entre todos, y que fuera finalmente una marcha cristiana por ser «más épica y más fuerte», así como «la composición del sur del País Valenciano por excelencia», apunta Crespo, muy representativa de la fiesta de Moros y Cristianos, uno de los grandes referentes culturales de sus respectivas comarcas de origen.

Cada uno está componiendo una parte de la pieza, de manera que tendrá «diferentes estilos», unidos entre sí como una forma de mostrar también que es un género que «permite hacer muchas variaciones», explica Crespo. El tema pretende ser, añade, una forma de «dar un mensaje positivo y reconfortante», que refleje «la bravura del pueblo valenciano enfrentándose a esta situación y superándola». Y, al mismo tiempo, en lo que se refiere al ámbito concreto de los músicos, señala Folgado, «una forma de concienciar sobre la precariedad del sector y reivindicar» que además de una actividad artística de gran vocación se trata de una profesión: «Queremos tocar para la gente, no en los balcones». En este sentido, Crespo incide en que «nuestras bandas tienen una calidad muy alta y el trabajo se irá recuperando poco a poco, pero mientras tanto esto es muy duro de afrontar y notamos el hecho de no poder ni siquiera ensayar».

La pieza también es un homenaje a todas las personas que de una u otra forma trabajan en el desarrollo de unas fiestas de Moros y Cristianos, que sufren las consecuencias de la suspensión de todos los eventos previstos en 2020. Asimismo, aunque aún no está terminada, tiene ya una imagen representativa y simbólica: un amanecer en la cara sur en la cima del Benicadell. Una vez compuesta, la marcha cristiana se pondrá a disposición de todas las bandas que lo requieran de manera gratuita para que la puedan interpretar. Algo a lo que también aguardan con ilusión los cuatro jóvenes compositores.

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