La Unión Deportiva Rayo Ibense quiso felicitar con un emotivo vídeo a su directivo Emilio Pérez, hospitalizado por coronavirus, con la esperanza de que pudiera celebrar su aniversario el próximo domingo. Pero desgraciadamente ha fallecido en la mañana de este martes 14 de abril de 2020, causando una gran consternación en su familia, amigos y compañeros del Rayo Ibense.

Su hija Soraya relató el lunes, a través de una carta publicada por este diario, el duro y angustioso proceso por el que habían pasado en casa desde que el 12 de marzo su padre comenzó a tener los primeros síntomas del Covid-19.

AÑO 2020: UN MES EN LA LUCHA Y SEGUIMOS

Lo primero que quiero deciros es que os quedéis en casa; salir para lo mínimo o ni siquiera salir.

Hace meses empezó la batalla de todo un mundo; hace un mes empezó la nuestra personal. Hace un mes que le dije adiós en persona por última vez.

Todo empezó un 12 de marzo, desde ese día mi padre ya empezó a toser, cosa que fue a más al día siguiente junto con escalofríos y fiebre. No pintaba muy bien.

El día anterior fuimos a una entrevista para la tele sobre mi afición: puzzles. Cuando salimos, fuimos de compras y ya vimos como desde ese día los supermercados se vaciaban más y más. Empezaban a escasear los artículos por las compras en masa y desesperadas. Fuimos durante la compra obsesionados en no tocar nada, distanciarnos de la gente, lavarnos las manos a conciencia. Quién iba a decir que cuando aún no se había decretado el estado de alarma, ya era tarde para nosotros.

Las consultas en los Centros de Salud se cerraron y sólo quedaron las urgencias. Durante los siguientes 8 días mi padre estuvo en casa y lo seguían por teléfono, hasta que en ese octavo día, 19 de marzo, le dijeron que fuera a urgencias y tras una radiografía que no tenía buen aspecto lo mandaron al hospital.

En el hospital le hicieron muchas pruebas y parecía una neumonía fuerte provocada lo más seguro por el coronavirus, pero habría que esperar a los resultados unos días.

Días anteriores en mi familia empezamos a tener tos, pero el 21 de marzo empecé yo con fiebre y cada vez más síntomas durante los 6 siguientes: tos, sensación de falta de aire, fiebre, la garganta y el pecho me ardían, escalofríos, calor y sudor, temblores (se me caían las cosas de las manos y se me rompió un vaso), falta de apetito y náuseas (con lo poco que podía comer que era la mayoría líquido), dolor general y flojedad. En esos 6 días no pude levantarme del sofá y si me levantaba notaba que las piernas fallaban y me iba al suelo. Mi madre y mi hermano apenas tuvieron síntomas.

El día 24 de marzo llegaban los resultados; mi padre daba positivo en Covid-19.

Los demás familiares no sabemos si realmente hemos estado contagiados o no, porque no nos han hecho el test pero lo imaginamos.

Ha sido duro ver cómo mi madre y hermano se tienen que preocupar en la distancia por mi padre y por mí, y yo por ellos. Después de mis 6 días, los síntomas empezaron a desaparecer poco a poco.

Durante toda la primera estancia de mi padre en el hospital sentimos miedo, que se ha acrecentado a día de hoy por su recaída y vuelta al hospital que ahora contaré.

Tras 12 días ingresado, el 1 de abril mi padre recibe el alta; entre aplausos y emocionado vuelve a casa con oxígeno para acabar de recuperarse.

Parecía que habíamos ganado la batalla, pero en los 3 días siguientes vuelve a empeorar. Mi hermano me llama diciendo que cada vez ve peor a nuestro padre: vuelve a tener fiebre, fatiga y no tiene fuerzas ni para recoger la bandeja del desayuno de la puerta (tiene que estar aislado en una habitación otras semanas). Tras llamadas y seguimiento desde el hospital, centro de salud y 112 finalmente se lo lleva la ambulancia el día 4 de abril. En el hospital le hacen pruebas y tiene los pulmones igual o peor que la primera vez. También más carga viral. Se queda ingresado en planta y a las horas se lo llevan a UCI para ponerle un tratamiento.

A las horas nos llaman diciendo que no está respondiendo bien y que puede que lo tengan que intubar y nos explican las consecuencias de ello.

En los siguientes días se encuentra muy grave en la UCI, finalmente intubado y sedado.

Hoy es 13 de abril y en estos momentos estamos en una montaña rusa; cada día llegan unas noticias que nos hacen cambiar el estado de ánimo. Es muy duro todo lo que pasamos las familias también; desde la distancia con ellos y entre nosotros nos toca ver cómo desde el hospital sólo llaman una vez al día (entendemos desde el primer momento que van muy ocupados intentado salvar vidas y descansando el poco tiempo que tengan si es que lo tienen). Estamos muy agradecidos con ellos, por la valentía que están mostrando a pesar de tener familiares y ellos mismos que se pueden contagiar. No son suficientes las palabras de agradecimiento. Y ellos no quieren que salgamos a aplaudirles si luego no nos quedamos en casa.

Pues como decía, con la llamada del día y que no recibirás la siguiente hasta 24 horas después, te toca quedarte sean buenas noticias o malas. Estés mejor o peor, pero tienes que llevarlo. El estado de ánimo cambia por horas, minutos o segundos. Esta pesadilla sigue ahí día tras día.

A día de hoy, mi padre lleva 9 días en UCI luchando, ahora parece que se ha contagiado también por otra bacteria por si no era suficiente con la primera.

Le hemos grabado un vídeo muy emotivo desde el equipo de fútbol, para darle ánimos y felicitarle por su cumpleaños ya que es el 19 de abril. No sabemos para entonces qué pasará, tal vez nos toque apagar las velas a sus hijos si sigue en la UCI luchando.

Todos están pendientes rezando por él: familia, amigos, vecinos, conocidos...

Espero que esta batalla que tanto se está alargando, la podamos ganar y salga por la puerta del hospital recibiendo los aplausos, por segunda vez.

Como dicen, cada día que pasa es una batalla ganada y un día menos para el final de esta lucha. Aguanta papá, que ya queda menos.

Igual que se lo digo a él, va para todos. FUERZA!

SPC