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La Vila Vella, embrión histórico de Cocentaina

El Palau Comtal, la Iglesia de Santa María o el Pla de la Font son tres emplazamientos históricos que reflejan el carácter medieval de este distrito y que a su vez representan el elevado legado patrimonial del municipio

La Vila Vella, embrión histórico de Cocentaina

La Época Medieval es considerada el verdadero punto de partida de la Vila Vella de Cocentaina. Este distrito urbanístico, ubicado en el centro del municipio aglutina grandes joyas históricas y patrimoniales como son el Palau Comtal, la Iglesia de Santa María, el Castell o el Pla de la Font. Espacios y edificios que han escrito varias páginas en la historia de la villa contestana y que en la actualidad concentran la mayor parte de la actividad cultural, festiva y turística del municipio.

La Vila Vella de Cocentaina es el verdadero embrión del municipio. Aunque los restos encontrados en lugares como la Plana o les Jovades, ubicadas en el valle del Serpis, muestran que desde el siglo III a.c. hubo pobladores en el término municipal, no es hasta la Edad Media cuando se forma un verdadero núcleo de población. Durante este período, el paisaje urbano característico de la dominación musulmana, contrastó con el resultante de la instalación en el nuevo territorio de los cristianos. La población islámica se dispersó hacia las afueras de la ciudad formando pequeñas alquerías y la población cristiana se concentró en la Vila Vella por razones de defensa y fiscales y dio origen a este distrito organizado en mazanas completamente rectangulares.

Dentro de este entramado también destacó la construcción de la muralla, de la que quedan restos de torres y de lienzos que han sido aprovechados para la construcción de viviendas u otros edificios, como el presbiterio de la Iglesia de Santa María. La muralla representó en esta época un papel crucial ya que sirvió como elemento para arrinconar a la población musulmana en los barrios periféricos o arrabal.

Joyas patrimoniales

El Palau Comtal se considera como la verdadera joya patrimonial e histórica del municipio. Construido en primer lugar con carácter defensivo y residencial durante el siglo XIV, en el XVI se convirtió en morada palaciega de los condes de la época. Para ello se realizaron obras de transformación que dieron al edificio el carácter de residencia señorial; esto se puede comprobar en la actualidad en la Sala dels Ambaixadors, que posee artesonados en el techo, y la Sala Dorada, en cuya bóveda se conservan frescos en los que se representan la genealogía de los Reyes de Navarra. Las obras de renovación fueron interrumpidas en el s.XVII momento en el que la condesa consorte cedió una parte del palacio para que se fundara un convento de monjas clarisas.

La Iglesia de Santa María, otro de los edificios emblemáticos de la Vila, inició también su restauración en el s.XVI aunque no fue hasta el s.XVII cuando se emprendieron las reformas definitivas que dejaron huella en la plaza principal y en la calle Sant Hipòlit.

Otro de los grandes espacios y parada obligatoria de este distrito es el Pla de la Font. Esta plaza con robustos árboles acoge el lavadero del pueblo y una peculiar fuente que abastecía de agua a los habitantes que se acercaban con sus mulos a llenar de agua sus garrafas; también se encontraba aquí el matadero. La Fira de Tots Sants nació en esta misma plaza, por ello cada noviembre, la Fira Cavallar recuerda que el Pla de la Font fue un punto clave en la vida social de Cocentaina.

Con el paso de los años, la Vila Vella pasó de ser un recinto fuertemente amurallado por su situación geográfica fronteriza denominada por un señor feudal, a una pequeña ciudad que empezaba a adquirir las funciones de la capital de un condado y en la que se asentaron varias familias nobiliarias. Actualmente, numerosas fachadas de la Vila conservan los escudos nobiliarios de las familias que habitaron, así como, aún quedan en gran parte de estos edificios las huellas de las transformaciones arquitectónicas, ya que se llegaron a construir auténticos palacetes neoclásicos como la casa del Reformista ubicada en la calle Conde de Cocentaina.

Recuperar casas

La asociación vecinal del casco histórico se creó hace quince años con el objetivo de reivindicar sobre todo su conservación, y apostar sobre todo por la rehabilitación de la viviendas, muchas de ellas en un avanzado estado degradación. Tal y como explicaba su representante, María José Bonifaci, «este es una de los asuntos que principlamente seguimos reclamando, aunque haya pasado el tiempo se tiene que ser consciente de que es muy importante conservar las casas originales que algunas de ellas tienen elementos únicos; por ello queremos que las instituciones públicas sean conscientes de su relevancia».

Por otra parte señalaba que «es crucial proteger el trayecto de las calles originales del medievo, esto le aporta cierto carácter y hace que se conserve su esencia por ello debe seguir protegiéndose y realizar cambios únicamente en caso extremo».

Planes de convivencia

Añadía que «otro de los puntos solicitado es la limpieza, creemos que se debe mejorar, la Vila Vella concentra muchas visitas y es el centro neurálgico del turismo y por ello se debe cuidar su aspecto, que tanto calles, como parques y jardines, luzcan perfecto».

Por otra parte desde la entidad también se demandan planes de convivencia para aumentar la población y que de esta forma no se pierdan habitantes y que las viviendas no queden despobladas. Cuestiones por las que en palabras de Bonifaci «vamos a seguir trabajando al igual que todos estos años para que la Vila Vella siga conservando toda su esencia y sobre todo para que no se degrade, por ello continuaremos recabando las inquietudes de los vecinos para que poco a poco se hagan realidad. Además queremos que sigan creciendo las visitas al distrito, pues eso también lo enriquece».

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