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La falta de protección impide preservar el patrimonio de antiguas líneas férreas

Trazados, obras de fábrica e instalaciones languidecen o se han perdido ante el desinterés de la administración o las dificultades para asumir su gestión

La falta de protección impide preservar el patrimonio de antiguas líneas férreas

La falta de una protección específica impide la preservación de buena parte del patrimonio de ferrocarriles clausurados o abandonados como los existentes en diferentes comarcas de la provincia de Alicante. Muchos elementos como edificios y obras de fábrica, así como los mismos trazados en ocasiones, se han perdido o corren riesgo de desaparecer, al irse deteriorando por el paso del tiempo sin que mientras tanto se les otorgue una catalogación. En algunos casos, esto se debe a que las dificultades con que pueden encontrarse administraciones locales o entidades cívicas interesadas en asumir la gestión de una dependencia o un lugar son tan complicadas o se dilatan tanto que en ese lapso el abandono hace su efecto.

El desplome de la estación de Agres del antiguo ferrocarril de Villena a Alcoy y Yecla (VAY), a principios de este mes, ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad que presentan muchas de estas instalaciones, cuyo mantenimiento depende a menudo de que se suscriba algún acuerdo o convenio. De hecho, así ha ocurrido cuando se ha creado una vía verde o se ha rehabilitado algún edificio como una estación o una casilla de paso a nivel. El buen estado de estos elementos contrasta con aquellos casos en los que el itinerario ferroviario o sus dependencias se han perdido o están dejados a su suerte. La titularidad de los trazados y las instalaciones de los ferrocarriles en desuso corresponde al Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), tal y como han confirmado a este periódico fuentes del organismo gestor. Puede parecer llamativo, teniendo en cuenta que las líneas férreas cerradas que hay en la provincia se clausuraron entre 1969 y 1974 -salvo la de Albatera a Torrevieja, en 1988-, pero las diferentes gestiones realizadas en torno a las vías verdes o para recuperar alguna instalación lo corroboran.

Así, el Ayuntamiento de Torrevieja firmó en febrero de 2001, con Renfe entonces, un convenio de cesión de uso por 20 años del antiguo trazado ferroviario a su paso por ese término municipal; poco antes lo había hecho también con la estación. En la actualidad, la traza es una concurridísima vía verde, mientras que el edificio de viajeros y dos inmuebles anexos albergan diferentes instalaciones culturales. El Consistorio ha venido pagando en este tiempo un canon anual, fijado en un principio en un millón de pesetas, 6.000 euros al cambio. El acuerdo está a poco más de un año de vencer, aunque era prorrogable, por lo que, dada la aceptación que tiene la vía verde, y habiendo quedado descartado que por allí vuelva a discurrir un ferrocarril, el mantenimiento de este camino natural está prácticamente asegurado, tal y como apuntan fuentes municipales. Mientras tanto, en el otro extremo de la provincia, el Ayuntamiento de Dénia también acordó con el Estado en 2011 la transformación en vía verde del trazado del antiguo ferrocarril hacia Gandia, que se encontraba totalmente abandonado. De hecho, según explican por parte del Consistorio, la intervención estatal fue decisiva para recuperar varios puntos de la traza que habían sido ocupados por los propietarios de los terrenos anexos. En esta misma línea, la que fuera terminal en Dénia es en la actualidad el Centre d'Art L'Estació, mientras que en El Verger la Policía Local tiene su sede en el inmueble donde entre 1884 y 1974 se despacharon billetes de tren.

Desaparecidas

En el nonato ferrocarril de Alcoy a Alicante, los tramos urbanos del trazado en Alcoy, Ibi y Castalla sí se transfirieron a los municipios en la década de 1980 y se han urbanizado casi en su totalidad como calles. Ese proceso ha hecho que desaparezcan varias obras de fábrica a lo largo del tiempo, aunque otras se han acondicionado, destacando en este aspecto los túneles y puentes en Alcoy. Además, destaca la puesta en marcha de vías verdes en Alcoy y entre el Maigmó y Agost, largas y con imponentes viaductos, y otro tramo mucho más corto en Ibi. Eso sí, entre estos tres recorridos hay grandes discontinuidades, y puntos donde la traza se ha perdido.

Por su parte, en la antigua línea férrea de Alcoy a Gandia, la propiedad de los terrenos varía según el tramo. Así, en Muro el trazado y sus instalaciones anexas se transfirieron tras el cierre al Ayuntamiento, tal y como señala el historiador Sergi Silvestre, concejal en la legislatura pasada. Los edificios de la estación, la cantina y el muelle de mercancías están protegidos a nivel municipal y tienen diferentes usos; en cambio, poco después de la clausura se desguazó y vendió como chatarra el puente de hierro por el que los trenes emprendían camino hacia la capital de la Safor. Sus pilastras están también protegidas, aunque presentan un estado cada vez más deteriorado. También están muy mal estado dos casillas de paso a nivel, una en esta línea y la otra en la que se dirigía a Villena. El exedil señala que en el pasado mandato se intentó pedir subvenciones para restaurarlas, pero la iniciativa no llegó a cristalizar.

Para las entidades dedicadas a preservar la memoria y el patrimonio de los ferrocarriles en desuso, la desaparición de estos elementos supone una pérdida irreparable. Jaume Gómez, miembro de la Asociación Tren Alcoi-Gandia, explica que las estaciones de esta línea, salvo la de Muro, pertenecen a Adif, al contrario que el trazado, titularidad de los ayuntamientos. La mayoría de los edificios que se conservan, como la estación de l'Orxa o una casilla de paso a nivel en Gaianes, se encuentran en muy mal estado. Gómez califica de «vergüenza» lo ocurrido en Agres, y teme que a corto plazo ocurra lo mismo con otras dependencias. En esta línea se viene gestando desde hace mucho tiempo la puesta en marcha de una vía verde a lo largo de todo el trazado, pero «no sabemos si el proyecto incluye la rehabilitación de las estaciones», algo que en su opinión sería imprescindible para poder recordar que «este tren tuvo un valor sentimental muy grande en todas las comarcas por las que pasaba». A su juicio, una posible primera medida sería que los ayuntamientos declararan todos los vestigios existentes en su respectivo término municipal como Bien de Relevancia Local (BRL), y apela en este sentido a que «la gente reaccione» ante el riesgo de que estos elementos se pierdan. Al respecto, pone énfasis en tramos como el del Barranc de l'Infern, entre l'Orxa y Villalonga -límite entre Alicante y Valencia-, que califica de «museo» por la arqueología industrial que concentra, no sólo ferroviaria sino también una antigua central hidroeléctrica.

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