Alcoy vivió ayer su Cabalgata más multitudinaria. Melchor, Gaspar y Baltasar desfilaron por unas calles que se vieron más abarrotadas que nunca, en un fenómeno que hay que atribuir a la masiva presencia de visitantes y al recorte en el itinerario. Fueron más de 150.000 las personas que presenciaron un desfile que este año cumplía su 135 edición, y que una vez más estuvo marcado por la magia y la ilusión tanto de niños como de mayores.

Se esperaban con expectación las consecuencias del recorte introducido en el itinerario de la Cabalgata más antigua de España. El Ayuntamiento, tras escuchar las opiniones de todas las entidades participantes y en una decisión que no encontró el apoyo unánime del pleno, optó por suprimir el tramo final, entre el puente de Cervantes y la iglesia de San Roque, atendiendo a que en el mismo había una menor presencia de público y para conservar la magia del desfile, que se veía deslucido en este punto. También para adelantar la hora de finalización, que en los últimos años se había situado en las once de la noche.

Pues bien, el resultado fue que las calles de la Zona Alta y el centro de la ciudad, por donde discurre el acto, estuvieron más abarrotadas de público que nunca, algo a lo que también contribuyó la asistencia masiva de visitantes merced a la creciente promoción y a la coincidencia con la jornada del domingo. La expectación era tal que tanto la calle San Nicolás como la plaza de España, donde tiene lugar el acto de la Adoración, ya estaban prácticamente llenas cuatro horas antes de que llegase la comitiva real.

La decisión de compensar el recorte haciendo que el desfile arrancara en la curva del ecoparque en lugar de en el inicio de El Camí, absorbió una parte de la aglomeración, pero sin llegar a evitar que en el itinerario apenas hubiese sitio para un alfiler.

La Cabalgata, con todo, transcurrió con normalidad y desprendiendo toda la magia de este acto repleto de tradición pensado sobre todo para los niños. Las más de 150.000 personas que se acumularon a lo largo de todo el recorrido disfrutaron al paso de Melchor, Gaspar y Baltasar, acompañados por una comitiva de un millar de integrantes, entre pajes, antorcheros, escoltas, grupos de danzas, dulzainas y tabales y bandas de múisica. En esta ocasión la responsabilidad de asistir a los Reyes Magos recayó en la asociación San Maurto Martir, la Filà Almogávares y la asociación de Árbitros de Alcoy.

El desfile volvió a dejar estampas tradicionales, como la de los Monarcas de Oriente besando a los innumerables niños que eran izados hasta lo alto de sus camellos, o la de los pajes trepando a los balcones con sus largas escaleras para entregar los regalos.

La Adoración, como no podía ser de otra manera, marcó el momento más espectacular el acto. Fue tras una espera más larga de lo normal al último de los Reyes, y a los impresionantes acordes del «Aleluya» de Haendel. Melchor, Gaspar y Baltasar entregaron sus presentes ante el portal viviente de la plaza, mientras los fuegos artificiales iluminaban la mágica noche alcoyana.

Un millar de paquetes distribuidos por 450 pajes

El acto mantiene el reparto del mismo número de regalos a pesar de la supresión del tramo final

Un total de 450 pajes, una cifra ligeramente superior a la del año pasado, repartieron cerca de un millar de paquetes en el transcurso de la Cabalgata. Según el encargado de la recepción, Jaume Abad, el número de regalos es muy parecido al del año pasado pese al recorte en el itinerario «En el último tramo eran pocos los paquetes que se repartían, y se ha compensado en parte con la parte inicial, que se ha extendido». Con todo, el mayor número se distribuye por las calles San Nicolás y San Lorenzo.