El Ayuntamiento de Alcoy, a través de la Policía Local, ha intensificado la vigilancia del parque del Romeral, en el barrio de Santa Rosa, como consecuencia de la muerte de perros por envenenamiento. Dos canes que paseaban junto a sus dueños han perecido, mientras que otros dos se encuentran en tratamiento. Se sospecha que el autor, todavía sin identificar, puede ser el mismo que el de otros episodios anteriores, debido a que la sustancia utilizada es idéntica. La Conselleria de Medio Ambiente también está interviniendo a través de la búsqueda de indicios y toma de muestras.
El parque del Romeral y sus inmediaciones se han convertido en un área peligrosa para los perros. No en vano, ya son varias las ocasiones en que se han registrado envenenamientos: concretamente en los años 2007 y 2011, y más recientemente en 2017 y 2018. El último episodio ha acontecido estos días, con dos perros muertos y otros dos que se encuentran en tratamiento.
Aunque la zona en que las mascotas han podido ingerir la sustancia tóxica no está del todo acotada, todo parece indicar que se sitúa en la parte superior del parque, en la valla que lo delimita y el área del anfiteatro.
Hay que reseñar, asimismo, que el Romeral es un lugar muy frecuentado por los propietarios de perros. No en vano, en su interior hay un recinto especialmente habilitado para el esparcimiento de este tipo de mascotas. También hay que destacar que en el parque se encuentra ubicado un colegio de Primaria, por lo que la presencia de venenos supone un peligro añadido, teniendo en cuenta que los escolares transitan por la zona.
Lo sucedido ha provocado las lógicas alarmas, por lo que el Ayuntamiento ha activado el protocolo correspondiente informando a la Protectora, las brigadas de parques y jardines y a la Policía Local, que ha intensificado la vigilancia. También los agentes medioambientales de la Generalitat han sido alertados, hasta el punto de que ayer, sin ir más lejos, se estaban buscando indicios para la toma de muestras.
Folleto
El propio Ayuntamiento mantenía en la mañana de ayer una reunión de los diferentes departamentos municipales implicados para revisar los protocolos existentes. El concejal de Sanidad y Salud Pública, Miguel Juan Reig, informaba que se va a publicar un folleto «con información puntual y muy específica de qué hacer en caso de que el animal sufra un envenenamiento o si se ven sustancias o comportamientos de personas extraños».
Las precauciones a adoptar pasan por llevar a la mascota atada, vigilar cualquier cosa que se pueda comer y, en eso incide sobre todo el concejal, «avisar a las autoridades de los comportamientos extraños que vean. La colaboración ciudadana es vital para combatir este tipo de incidentes».
Y es que se sospecha que el autor de estos envenenamientos pueda ser la misma persona, aún sin identificar, que ya protagonizó episodios parecidos en los años 2007, 2011, 2017 y 2018. Según Reig, los últimos informes existentes, correspondientes a los dos primeros años, indican que la sustancia tóxica utilizada podría ser la misma que se ha empleado ahora. Se trata, en concreto, de un plaguicida cuya adquisición está ahora mismo prohibida, «por lo que podríamos estar hablando de alguien que tiene un bote en su casa y lo esté utilizando periódicamente».
El grupo municipal de Podemos tiene previsto llevar este asunto al pleno que se celebrará hoy en el Ayuntamiento. Desde la formación morada su portavoz, Cristian Santiago, indica que «18 meses después y más de 5.000 firmas recogidas para realizar una campaña de concienciación animal y evitar casos de envenenamiento, ha vuelto a pasar». El edil reclama al gobierno municipal «que actúe con urgencia, rastree la zona y se elimine cualquier rastro de veneno para reducir los riesgos».
Asimismo, pide que se abra de nuevo una investigación en profundidad para «poder localizar a los posibles responsables y evitar así que se vuelvan a repetir casos como este».
Mientras tanto, la intranquilidad se ha adueñado de los dueños de perros que transitan por el parque del Romeral. Todos van con sus mascotas atadas y muy vigiladas por temor a que puedan ingerir cualquier tipo de sustancia tóxica. También alertan del peligro que supone la cercanía del colegio, «porque cualquier niño podría verse afectado», al tiempo que piden una mayor vigilancia para evitar casos de este tipo. Igualmente, muestran su perplejidad hacia el comportamiento del autor de los hechos. «Es increíble que pueda haber gente tan desalmada», lamentan.
