El mosquito tigre ha empezado a extenderse por el interior de la provincia y, lo que es más curioso, viajando cómodamente en el interior de vehículos. El insecto se propaga por carretera, y ha encontrado en la autovía A-7 una puerta de entrada preferente. Alcoy es el último municipio en el que se ha detectado, y ya son 66 en el conjunto del territorio alicantino los que cuentan con su molesta presencia.
Fue en 2004 cuando el mosquito tigre, una especie invasora, se detectó por primera vez en España. Entró por Cataluña y rápidamente se propagó hacia la Comunidad Valenciana. Se trata de un díptero transmisor de enfermedades tropicales como el dengue, el chikungunya y el zika, de ahí que se deba tener una especial precaución con él.
En el caso de la provincia de Alicante fueron los habitantes de los municipios costeros los primeros en sufrir las molestas picaduras del insecto, hasta el punto que desde hace tiempo la totalidad de estas poblaciones están afectadas por la plaga al haber encontrado en esta zona unas condiciones idóneas para su desarrollo.
La novedad es se ha empezado a extender hacia el interior, una zona mucho menos propicia para su ciclo biológico, y lo curioso es que lo está haciendo viajando cómodamente en coche. Alcoy es el último municipio en el que se ha detectado, aunque ya había sido localizado también con anterioridad en Ibi y Beneixama, por poner algunos ejemplos.
Ricardo Jiménez, catedrático de Control de Plagas de la Universidad de Valencia y miembro del grupo de expertos puesto en marcha por la Generalitat para seguir la pista del mosquito señala que «esta especie, como casi todas las alóctonas, se instala en un punto y a partir de ahí se extiende como una gota de aceite. Está demostrado, además, que utiliza los medios de transporte para propagarse. Se introduce en los vehículos y viaja hasta el punto de destino de los conductores».
La autopista AP-7 ya actuó en su momento como un elemento decisivo para la propagación del mosquito por toda la costa entre Cataluña y la Comunidad Valenciana, y ahora está empezando a pasar lo mismo con la autovía A-7, que conecta Alicante y Valencia por el interior. Este vial pasa precisamente por Alcoy e Ibi, dos de los municipios situados tierra adentro que ya están afectados.
«Viajan en vehículos por cualquier carretera o camino, pero que duda cabe que una vía de gran capacidad como la autovía facilita mucho más la propagación», subraya Eduardo Galante, director del Museo de la Biodiversidad de Ibi.
Con todo, los mosquitos no lo tienen tan sencillo a la hora de colonizar el interior. Tanto Jiménez como Galante destacan que las condiciones climáticas de la costa son mucho más favorables para el desarrollo de este insecto, toda vez que pueden criar desde marzo a noviembre y alcanzar hasta nueve generaciones con ciclos de sólo seis días. No sucede lo mismo en municipios como Alcoy e Ibi, con temperaturas más frías, en que la época de cría queda reducida al período comprendido entre junio y septiembre y con ciclos mucho más lentos, de 15 días. Con todo, el cambio climático, con el incremento de las temperaturas también en el interior, juega a favor de la propagación.
Lo que tienen claro los expertos es que el mosquito tigre ha llegado para quedarse, y que lo único que se puede hacer para contener dentro de lo posible la población pasa por medidas preventivas y tratamientos. «Hay que evitar las pequeñas acumulaciones de agua donde ponen los huevos y se desarrollan las larvas. Los platos de las macetas, los bebederos de los perritos... Nosotros el primer sitio en el que buscamos la presencia del insecto es en los cementerios, con los jarrones de flores. Y también es necesario tratar cada 15 días, algo en lo que algunos municipios se resisten a invertir», indica Ricardo Jiménez.
No es el caso de Alcoy, donde el concejal Jordi Martínez señala que ya se están realizando tratamientos y limpiezas.
