Cinco siglos de historia y un peculiar sonido hacen de la campana de la ermita de Barxell, en Alcoy, una pieza singular. Se trata de un elemento patrimonial del siglo XVI y estilo gótico que fue sustraido en 2005, y posteriormente recuperado en Francia por el grupo de Patrimonio Histórico de la Policía Autonómica.
En diciembre de 2018 la Generalitat declaró la campana Bien de Interés Cultural (BIC) junto a otras 69 piezas de similares características, pero previamente, en julio de ese mismo año, la cedió al pueblo alcoyano para incorporarla a los fondos del Museo Municipal Arqueológico Camil Visedo Moltó, preservarla y exhibirla.
Con su cesión, la administración local estaba obligada a restaurarla y depositarla en un soporte para su exposición, así como reponer con el tiempo una campana en la ermita de Barxell.
Poco más de un año ha pasado y la pieza ya forma parte de la colección museística, después de que una empresa alemana la haya restaurado. «Consultamos tres propuestas con arreglo a los criterios de Patrimonio» y finalmente, explica el director del museo, José María Segura, «optamos por esta empresa porque realiza las soldaduras sin calentar en exceso el metal», lo que permite que no se pierdan las propiedades sonoras originales.
Además, la actuación ha consistido en realizar una exhaustiva limpieza tanto por fuera como por dentro, y realizar un soporte de madera para su exposición. «Esta estructura -detalla Segura- permite al visitante hacer sonar la campana y escuchar su particular sonido».
La pieza pesa sobre 23 kilos, es de estilo gótico y tiene una inscripción en latín en la parte superior en la que se puede leer «Santa Maria ora pro nobi*» y que, según el director del museo, «debería poner nobis, pero termina con un asterisco. En cualquier caso, significa 'Santa María, ruega por nosotros'». La campana también cuenta con una cruz de calvario sobre un pedestal.
«Estamos muy contentos de tener la campana en el museo, porque solo hay 70, una de ellas ésta, declaradas BIC inmaterial en la Comunidad Valenciana por ser las más antiguas que están documentadas, todas ellas con inscripciones góticas», asegura José María Segura, quien también destaca su aportación al patrimonio sonoro de la ciudad. «Es un privilegio poder oír una campana de hace 500 años».
