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Mariola registra una completa regeneración 25 años después del incendio que la arrasó

El paraje se ha recuperado del fuego que devoró 10.000 hectáreas, aunque falta actuar en algunas zonas para reducir la densidad de los pinos que han rebrotado. Las medidas preventivas también se han reforzado

Las áreas que se quemaron, como ésta de Banyeres, presentan grandes densidades de pinos. Juani Ruz

La Sierra de Mariola registra una completa regeneración 25 años después del devastador incendio que arrasó por completo 10.000 hectáreas del parque natural. La vegetación vuelve a cubrir de verde el paraje, aunque todavía falta por actuar en algunas zonas para reducir la densidad de los pinos que han rebrotado. Las medidas preventivas también se han ido reforzando durante el tiempo transcurrido después del siniestro, con el objetivo de contar con mayores defensas contra el fuego.

Fue en julio de 1994 cuando Mariola registraba un pavoroso incendio que destruía el 60% de su superficie. El fuego, en una semana tórrida y con vientos de poniente, calcinaba 10.000 hectáreas de masas forestales de indudable valor ecológico, principalmente en los términos municipales de Alcoy, Banyeres y Bocairent. Fue un desastre en toda regla, que además planteó numerosos interrogantes respecto al futuro del paraje.

Transcurridos 25 años desde entonces, se puede decir que afortunadamente la recuperación ha sido positiva. Según explica el director del parque, Salvador Palop, «hay lugares en los que todavía se nota la huella del incendio, pero en líneas gnerales la cubierta vegetal se ha recuperado bien. El fuego afectó a pinares adultos que esparcieron múltiples semillas, y eso ha propiciado que hayan vuelto a crcer, hasta el punto que en algunas zonas se ha tenido que clarear para reducir densidades y que puedan desarrollarse con normalidad».

Palop reconoce que todavía hay puntos en los que hay que rebajar la densidad del pinar, tarea que se va acometiendo de forma progresiva, mientras paralelamente se llevan a cabo actuaciones para prevenir incendios de este calibre. «Se trabaja en la habilitación de franjas auxiliares y en favorecer el crecimiento de especies distintas al pino, caso de carrascas, fresnos o robles, que no son tan inflamables», apunta.

El biólogo e integrante del grupo ecologista La Carrasca, Carles María Mansanet, coincide a la hora de señalar que la regeneración de la sierra «ha sido brutal, hasta tal punto que en algunos lugares hay una densidad de pinos muy elevada y se tiene que actuar para reducir la densidad, permitir que crezcan adecuadamente y evitar al mismo tiempo riesgos de incendios».

Con todo, reclama que estos trabajos se lleven a cabo «sin utilizar maquinaria pesada, que arrasa con todo y causa más perjuicios que beneficios».

Mansanet, por otro lado, insta a regularizar y controlar algunas urbanizaciones «que han proliferado de manera incontrolada, y en las que hay viviendas que en estos momentos están pegadas a la vegetación, lo que supone un enorme peligro en caso de incendio forestal».

Banyeres recuerda a las cinco víctimas que se cobró el fuego

El incendio de Mariola, aparte del desastre ecológico que supuso, también se vistió de tragedia con la muerte de cinco de los seis tripulantes de un hidroavión que intervenía en las tareas de extinción.

La aeronave, cedida por Portugal y tripulada por cinco ucranianos y un luso, se estrelló en el Morro del Porc de Banyeres, a escasa distancia del casco urbano, justo cuando había empezado a trabajar para sofocar el fuego.

El Ayuntamiento del municipio ha querido tributarles un homenaje a través de un comunicado que ha difundido por las redes sociales, en el que se puede leer que «Banyeres agradece y reconoce públicamente la labor de los ucranianos Alexander Larionov, Gennady Bratifenko, Vladimir Spaffbo y Alexander Tciganak, y del portugués Jorge Silva, que murieron apagando el fuego, y da las gracias al único superviviente del accidente, Alexander Smiriad. También hay que reconocer la labor de todos los efectivos que trabajaron, así como del vecindario voluntario que participó».

Antonio Córdoba: «Marcó un antes y un después en las tareas de extinción»

Jefe de Extinción de Incendios del Consorcio Provincial de Bomberos

Antonio Córdoba, actual jefe de extinción de incendios del Consorcio Provincial de Bomberos, era caporal cuando se registró el siniestro de Mariola hace 25 años. Recuerda que coindieron las peores condiciones climatológicas para que aquello acabara convertido en un desastre, y destaca que marcó un antes y un después en los dispositivos de extinción.

P ¿Cómo recuerda el incendio?

R Se dieron las peores condiciones que se podían dar, con temperaturas altísimas, vientos de poniente y baja humedad. La verdad es que llegó un momento en que rodeados de fuego por todas partes, llegamos a sentirnos impotentes. Afortunadamente, al final conseguimos parar el incendio, justo cuando amenazaba con saltar hacia el parque natural de la Font Roja.

P ¿Han cambiado mucho las cosas desde entonces?

R Este siniestro, así como el de Millares, marcaron un antes y un después en el dispositivo de extinción. Aquella semana todo el arco mediterráneo estaba en llamas, y tras la catástrofe se decidió actuar. Se realizó una gran inversión para unificar las comunicaciones de los medios terrestres y los aéreos, también en vehículos y material, y se introdujo el despacho automático para que ante cualquier incendio forestal se movilizaran de inmediato medios terrestres y aéreos. También contamos con más personal.

P ¿Con esos medios se podría haber evitado la catástrofe de Mariola?

R Evidentemente se ha cambiado mucho y para mejor, pero es complicado hacer una valoración así, porque insisto en que en aquel incendio se juntaron los peores factores.

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