La provincia de Alicante ya está inmersa en la temporada de mayor riesgo de incendios forestales, y con el objetivo de combatirlos va a contar con un dispositivo de prevención y extinción integrado por 2.800 efectivos, el más amplio hasta el momento. Bomberos, bomberos forestales, vigilantes y brigadistas van a estar apoyados un verano más por un auténtico batallón de voluntarios, que de nuevo van a desempeñar un papel fundamental. Todo ello en una campaña en que gracias a las lluvias de la pasada primavera la vegetación todavía no había alcanzado un estado crítico de sequedad, aunque con esta primera ola de calor y los vientos de poniente que sin duda aparecerán, el monte, como es habitual, acabará convertido en un auténtico polvorín.

Todo está preparado en la provincia de Alicante para afrontar una nueva campaña de prevención y extinción de incendios. El dispositivo estará integrado en esta ocasión por unas 2.800 personas, lo que supone alrededor de un centenar más gracias a la incorporación de nuevos efectivos al Consorcio de Bomberos dependiente de la Diputación. La plantilla de este cuerpo se sitúa en la actualidad en 650, lo que permite mantener de guardia en el conjunto del territorio y de forma permanente a un centenar de personas, que se incrementarían en caso de necesidad.

En lo que respecta a la Agencia de Seguridad y Respuesta a las Emergencias de la Generalitat, este verano se van a mantener los mismos efectivos que en la campaña anterior a través de las doce unidades de bomberos forestales distribuidas de forma estratégica por todo el territorio. Se trata de las que tienen su radio de acción en Villena, Font Roja, Tibi, L'Orxa, Vall d'Alcalà, Parcent, Benissa, Benimantell, la Torre de les Maçanes y Xixona, que están operativas todo el año, además de las de Guardamar del Segura y Relleu, que actúan entre mayo y octubre.

A estos efectivos hay que sumar los que la Conselleria de Medio Ambiente destina a la vigilancia. Se trata de 108 personas distribuidas a través de 13 observatorios y unidades móviles que van transitando por las diferentes sierras con el objetivo de avistar cualquier conato. También agentes mediambientales.

Se mantiene, asimismo, la novedad del año pasado de las unidades de prevención en los municipios rurales, que al mismo tiempo que llevan a cabo trabajos de prevención de incendios en las inmediaciones de los cascos urbanos, contribuyen a evitar la despoblación con la contratación de vecinos en paro.

Hay que hacer referencia, por último, a los voluntarios, que desempeñan un papel decisivo en la lucha contra el fuego. Bien a través de entidades, o avalados por los ayuntamientos, son alrededor de 80 las agrupaciones que, integradas por 1.500 personas, se dedicarán a la vigilancia de los montes. Otras diez, con más de 200 efectivos, colaborarán en tareas de extinción tras haber superado los cursos de formación necesarios para ello.

Todo este contingente, con sus correspondientes vehículos y medios terrestres, estarán acompañados desde el aire por tres aviones y un helicóptero del Consell, al que hay que sumar otro del Consorcio.

El director de la Agencia de Seguridad y Respuesta a las Emergencias, José María Ángel, ha señalado que se ha estado trabajando en las últimas semanas en «repasar la operatividad y la coordinación de todos los cuerpos, desde los que realizan las tareas de vigilancia hasta los que deben dar una respuesta inmediata para atajar cuanto antes los incendios y que no se conviertan en grandes siniestros».

Entre las medidas planificadas de vigilancia se incluyen varios vuelos diarios que recorren toda la Comunidad Valenciana en función del nivel de riesgo de incendios, salvo que las aeronaves no puedan volar debido a las condiciones meteorológicas adversas o estén participando en incendios forestales activos.

Como novedad, este año la Agencia de Seguridad y Respuesta a las Emergencias ha ampliado su flota de drones. Al dron con cámara termográfica de gran resolución que ya se ha utilizado tanto en incendios como en la búsqueda de personas, se suman dos nuevos drones más ligeros. Uno en forma de avión con autonomía de sesenta minutos o superior y otro que permite incorporar módulos de accesorios de forma rápida, caso de un altavoz o un foco de visualización en condiciones de poca luz.

Las quemas están prohibidas desde el 1 de junio independientemente del nivel de preemergencia, en un veto que se mantendrá hasta el 30 de septiembre e incluso más allá si las condiciones meteorológicas así lo requieren. Según señala José María Ángel, «el cambio climático propicia que cada vez más haya riesgo de incendio todo el año, por lo que tenemos que extremar al máximo las precauciones».

Las lluvias registradas la pasada primavera habían propiciado que la vegetación no hubiese alcanzado su nivel mayor de sequedad, aunque la ola de calor que se está registrando en estos momentos ya está acelerando este proceso. En pocos días, sobre todo si las temperaturas siguen siendo extremas y se registran episodios de vientos de poniente, las sierras acabarán convertidas de nuevo en un auténtico polvorín.

Antonio Córdoba: «El abandono de los campos y los oficios tradicionales incrementan los riesgos»

Antonio Córdoba debuta este verano como coordinador de extinción de incendios en el Consorcio Provincial de Bomberos, un nuevo cargo que busca conseguir, en la medida de lo posible, una mayor efectividad en las tareas que llevan a cabo los disferentes cuerpos que intervienen en este tipo de tareas.

¿Cómo se presenta la campaña que se acaba de iniciar?

Como siempre, dependemos de la climatología. Las lluvias que se registraron en primavera han venido bien para aguantar la vegetación en unas condiciones más o menos aceptables, pero ya ha venido la primera ola de calor y la cosa se empieza a torcer. De todas formas, lo que más preocupa son los vientos de poniente, muy secos, que favorecen la propagación de las llamas. Vamos a ver cuantos episodios tenemos de este tipo en esta campaña.

Existe la percepción de que los montes se encuentran más abandonados que antes...

El problema es que cada vez hay más masa forestal. El abandono de los campos agrícolas y de oficios tradicionales como la ganadería o el aprovechamiento de la leña propicia que la extensión esté creciendo. Se practican franjas auxiliares al lado de caminos y carreteras, y también se obliga a las compañías eléctricas a desbrozar alrededor de las líneas y cableados. Pero no es posible llegar a todos los sitios porque, insisto, la masa forestal es mucha y va creciendo.

Los bomberos llevaban varios años quejándose de la escasez de efectivos. ¿La cosa ha cambiado?

Afortunadamente sí. La plantilla ha mejorado mucho con la incorporación de un centenar de efectivos, y eso nos permite tener permanentemente entre 100 y 105 bomberos de guardia entre los 13 parques que tenemos repartidos por la provincia, los cuales nos apoyamos unos a otros. Además, siempre se puede recurrir a más personal en caso de necesidad.

¿Cómo se actúa en caso de incendio forestal?

Se moviliza de inmediato el despacho automático, que está integrado por dos autobombas de bomberos, dos de bomberos forastales y un medio aéreo. A partir de ahí, en función de la envergadura del siniestro, el dispositivo puede ir incrementándose con más efectivos terrestres y aéreos e incluso de las otras provincias de la Comunidad Valenciana. También podríamos recurrir a aviones del ministerio en caso de necesidad.

¿Qué se ha buscado con la creación de la figura del coordinador?

El objetivo, como su propio nombre indica, es mejorar la coordinación y especializar más el servicio, incorporando nuevas tecnologías para aspectos tales como la cartografía, para lo cual ya estamos trabajando con tablets y ordenadores. También son muy últiles para la planificación de los relevos de personal.

La incidencia de los incendios ha sido baja en los últimos años...

Afortunadamente, desde el incendio de Xàbia y Benitatxell de 2016 no hemos tenido grandes incendios. Como digo, dependemos de la climatología, y por nuestra parte trabajamos para estar preparados.