El Partido Popular y Ciudadanos desataron ayer una tormenta política en Muro al darle la Alcaldía a EU y dejar en la oposición a Compromís. Pese a los intentos de los nacionalistas de formar un gobierno de izquierdas, finalmente las negociaciones no resultaron fructíferas y no lograron el apoyo de ninguna formación para asumir el gobierno local.
Un salón de plenos abarrotado de vecinos, entre los que estaba el conseller y exalcalde murero Rafa Climent, fue testigo ayer del ascenso de EU a la alcaldía con el impulso de la derecha. La sorpresa entre los asistentes fue más que evidente, así como la tensión de los miembros de la corporación.
El cabeza de lista de EU, Gabriel Tomás, también se mostró sorprendido y, tras recibir la vara de mando de la alcaldesa saliente, Jacquelín Cerdá, explicó que «nos hemos votado a nosotros mismos y no esperábamos este apoyo», a la vez que llamó a «una concentración de fuerzas la próxima semana para confeccionar un programa común y dar estabilidad al gobierno de Muro».
EU, cuyas relaciones con Compromís están muy deterioradas tras la ruptura del pacto por parte de los nacionalistas en la anterior legislatura, sumó a sus dos votos los cuatro del PP y el de Cs. El número uno socialista, Saúl Serrano, manifestó no entender qué había pasado para que la derecha y EU se hayan juntado y lamentó que «las fuerzas de izquierdas no se hayan entendido para impedirlo».
Ángel Mollà, del PP, expresó la voluntad de su partido de que se produjera un cambio en Muro y «nuestro voto no es a unas siglas, sino a una persona», mientras que Juanma Sanchís, de Cs, recordó que «en la política local no estamos tan distantes» y que tienen líneas de trabajo similares.
Preocupado por «la estabilidad del pueblo», Vicent Molina manifestó su sorpresa tras quedar en la oposición sin esperarlo. En un comunicado posterior, los nacionalistas explicaron su convencimiento de que «el pacto de 'Dreta Unida' estaba más que acordado» y que el objetivo de la derecha era gobernar el Ayuntamiento y el de EU, la Alcaldía.
