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Juan Javier Gisbert: «El público de las Embajadas es muy exigente y quiere emocionarse»

Embajador moro. Tras ocho años de interpretaciones, Juan Javier Gisbert declamará hoy su última Embajada. Una representación que afronta con energía, igual que cada año, pero a su vez con mucha nostalgia, ya que dejará paso a su relevo tras este año

Juan Javier Gisbert: «El público de las Embajadas es muy exigente y quiere emocionarse» JUANI RUZ

Conoce el texto de las Embajadas como la palma de su mano y lo ha defendido con energía durante ocho años. Hoy Juan Javier Gisbert lo declamará por última vez y sellará de esta forma una gran etapa festera. Unos años en los que ha defendido el bando de la media luna con energía y en los ha preparado su interpretación con grandes dosis de energía. Sobre todo pensando que cada embajada es un estreno y que hay que seguir impresionando a la multitud de personas que llenan la plaza de España para escuchar el tradicional texto año tras año.

P ¿Qué piensas que supone ostentar este cargo?

R Es una gran responsabilidad sin duda, el público que acude es fiel seguidor y conoce al dedillo el texto por lo que la entrega en el papel debe ser 100%. Requiere mucha exigencia, ya que los que ven la Embajada no consideran que sea todos los años lo mismo. Quieren emocionarse como si fuera la primera vez que lo escuchan.

P ¿Qué dirías del texto?

R Resume el carácter de los alcoyanos, su alma, su historia, en definitiva, es capaz de tocar la fibra sensible de todos. Esto creo que es lo que lo diferencia de otros lugares, nuestro texto sabe tocar el alma y hace aflorar los sentimientos. Hace 180 años que se imprimió por primera vez y tengo claro que no ha perdido ni un milímetro de su esencia, ha aumentado aún más si cabe.

P ¿Cómo se prepara un embajador?

R Sin duda, lo más importante es cuidar la herramienta principal, la voz. A ello se le suman innumerables ensayos, saberse el texto no implica reducir el número de ensayos o el trabajo que se hace durante el año. De hecho, yo soy de los que dice que año tras año le encuentras nuevos agujeros al personaje e incluso descubres secretos que hacen que tu interpretación sea distinta aunque no cambie ni una sola palabra del texto.

P ¿Valora el público el sacrificio que supone ser embajador, sobre todo los días de Fiestas?

R Ni el público ni la propia organización de la Fiesta se imagina el esfuerzo que supone ser embajador y todo lo que hay que sacrificarse. En los días de Fiesta no se puede ni hablar mucho, ni beber cosas frías, ni siquiera disfrutar de los alardos porque todo ello afecta a la herramienta crucial del embajador, la voz. Hay veces que incluso el día de la Entrada he salido de paisano para camuflarme un poco e intentar no hablar con mucha gente porque eso también castiga. Yo siempre he dicho y continuaré diciendo que la vida del embajador no es divertida.

P ¿Seguirías en el cargo?

R Me marcho porque he de atender a lo que marca la ordenanza festera, pero pienso que podría haber continuado dos años más. Es verdad que todo este tiempo ha pasado demasiado rápido.

P ¿Se presentaría al concurso para volver a ostentar este papel?

R Es cierto que volvería al cargo pero no a través de un concurso sino por nombramiento directo. Pienso que no tengo que demostrar ante un jurado nada porque ya lo he demostrado cada año a las más de 9.000 personas que se agolpan en las dos Embajadas el último día de Fiestas.

P ¿Qué consejo le darías a tu nuevo relevo?

R Sin duda que lo viva apasionadamente, que no haga del personaje algo mecánico, que le dé vida y que se entregue cada año como si fuera un estreno. Le puedo asegurar que los nervios se conservan por mucho que pasen los años. Parece que todos los años sean un debut.

P ¿Qué te llevas de todo este tiempo?

R Sin duda la gratitud de todo Alcoy. A lo largo de todos estos años es mucho el reconocimiento que me han brindado, incluso me dicen que tengo un club de fans. Acaba una etapa en la que he vibrado con toda la ciudadanía, con el texto, con el ambiente festero; sin duda, terminan unos años inolvidables que sé que nunca se podrán borrar de mi libro de fiestas particular. Gracias a todos.

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