Cocentaina, cuando está a punto de cumplirse el 500 aniversario del milagro de las 27 lágrimas, salió ayer de nuevo a la calle para rendir homenaje a la Mareta. La lluvia no fue un impedimento para que cientos de vecinos se volcasen una vez más con la patrona, desafiando a una lluvia que, eso sí, decayó en intensidad justo en el momento del traslado de la imagen desde su Monasterio hasta la iglesia de Santa María.
Aún así, el icono de la Mare de Déu del Miracle transitó bajo palio por las calles de la Vila Vella, antes de su llegada a un templo que ya se encontraba abarrotado de público. Ese fue el momento en que el periodista Rubén Cervera declamó la súplica, en un instante repleto de emotividad que fue muy aplaudido por los presentes.
El propio Cervera no dudaba a la hora de señalar que «ha sido un instante muy especial, un auténtico regalo que no podré olvidar nunca. Solo puedo dar las gracias a toda la gente que me ha apoyado desde el principio, empezando por la Pía Unión y continuando por los vecinos del municipio, sin olvidarme tampoco de los compañeros de la prensa que hoy una vez más vuelven a estar aquí».
También se refirió a la lluvia, que ofreció una pequeña tregua precisamente en el momento del traslado. «Anoche le pedía a la Mareta que intercediera con el tema del tiempo y que permitiese a la gente de Cocentaina disfrutar de este día tan bonito. Al final ha sido posible, y la verdad, insisto, en que estoy muy contento de cómo ha salido todo», enfatizaba el protagonista de la súplica.
La ofrenda de flores se desarrolló a continuación en el interior de la iglesia, donde también tuvo lugar una ceremonia religiosa que contó una vez más con la presencia del obispo de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig, natural de Cocentaina.
