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El último día del «xitxarra»

Un vecino de l'Orxa rememora el trayecto que hizo a Villalonga el 15 de abril de 1969, cuando cerró el «tren dels anglesos»

José Luis posa frente a la antigua estación de l'Orxa, actualmente tapiada, el viernes pasado. JUANI RUZ

Mañana, 15 de abril, se cumplirán 50 años del cierre de la línea de ferrocarril Alcoy-Gandiacierre . Habilitada para pasajeros y mercancías, la construyó la compañía británica The Alcoy & Gandia Railway and Harbour Company Limited y se inauguró en enero de 1893, coincidiendo con la entrada en servicio del puerto gandiense.

Pero con los años el transporte por carretera mejoró hasta el punto de que el «tren dels anglesos» dejó de ser rentable para su cometido inicial. En 1965 la compañía inglesa desapareció y la línea pasó a depender de la empresa pública Ferrocarriles de Vía Estrecha (FEVE), que la cerró en 1969.

Uno de los viajeros que estuvo en esa última jornada del tren, también conocido como «xitxarra», fue José Luis Cloquell, vecino de l'Orxa (El Comtat), que hoy tiene 70 años. En aquella época era un joven de 20 y trabajaba como soldador en una empresa de estructuras metálicas de Villalonga, la de Salvador Pérez Vilata, ubicada cerca de la estación, que antes caía en las afueras del pueblo.

Junto a otros compañeros se desplazaba al trabajo en el tren, que tardaba media hora en completar un trayecto descendente de diez kilómetros entre ambos municipios, encajonado por el sinuoso tramo fluvial del río Serpis.

Así pues, aquél martes, 15 de abril de 1969, de buena mañana y como un día laborable más, José Luis y sus compañeros cogieron el tren, aunque con la sospecha de que ya no podrían regresar a l'Orxa, como así fue. «La noche la pasamos en casa de otro compañero, en Villalonga, y luego la empresa nos pagó el alquiler, pero al final cada uno tuvo que buscarse la vida como pudo, o desplazarse compartiendo coches». Él duró poco en la empresa, de hecho al poco tiempo ingresó como operario de mantenimiento de carreteras en la Diputación de Alicante, puesto en el que se jubiló hace cinco años.

En los últimos años el convoy apenas lo formaban la locomotora, un vagón de mercancías y otro de pasajeros. En verano solían poner algunos vagones más, «los playeros», para los turistas que bajaban a Gandia, fundamentalmente alcoyanos. «También solían viajar corredores de comercio agrícola, sobre todo de cebolla», apunta José Luis. Recuerda que el tren, con bancos de madera enfrentados, «no era muy cómodo» y le costaba subir la pendiente «pero tenía su encanto, al pasar por un paraje natural bellísimo».

El cierre de la línea cayó como un mazazo en las comarcas centrales. Además, contribuyó a la despoblación de varios municipios. Es el caso de l'Orxa y Beniarrés. Según el INE, en los últimos 50 años estos pueblos han perdido 456 y 617 habitantes, respectivamente, quedándose en la actualidad en 596 y 1.118 residentes, mientras que Gaianes se ha estancado en 500.

¿Qué queda del «tren dels anglesos» cincuenta años después? Su memoria sigue viva, gracias en parte a la labor de la Associació Tren Alcoi-Gandia, que nació en 2002 precisamente para este fin. Jaume Gómez, miembro de la asociación y maquinista, ha elaborado un plano interactivo virtual con todo el patrimonio geolocalizado, que se puede consultar en la Vía Verde del Serpis a través de su enlace en Google Maps. Los interesados pueden descargárselo en su teléfono móvil y situar esos elementos, por ejemplo, mientras caminan por la Vía Verde del Serpis, que es como un museo del ferrocarril a aire libre. Pero muchos de esos elementos están abandonados o en peligro de derrumbe.

Los grandes referentes siguen siendo las locomotoras de tren expuestas en Gandia (la nº 7 de nombre «Cocentaina», en el Parc de l'Estació) y en Alcoy (la nº 2 «Villalonga», restaurada hace un año, en la plaza de Al-Azraq, con motivo del 125 aniversario de la línea), y el parque temático del Trenet, en Almoines, que gestiona la asociación, formado por el trazado original a pequeña escala (sobre el que se puede viajar montado) una locomotora y un museo.

Las estaciones y apeaderos corren diferente suerte según los municipios. Algunos las han rehabilitado para otros usos, como el citado museo de Almoines, la sede de la Colla de Dolçainers La Xafigà en Muro, un colegio en Beniarrés, o una biblioteca infantil en Gandia. En Villalonga la derribaron y a finales de diciembre el ayuntamiento inauguró una réplica, un edificio de nueva planta cerca de donde estuvo la parada.

En Muro sólo restan basamentos del que fue el mayor puente de hierro de la provincia de Alicante, y también existen casas de obreros en ruinas en Gaianes o Turballos. Las centenarias «fàbriques de la llum» -las centrales hidroeléctricas del Serpis que se construyeron en el mismo tramo-, siguen abandonadas; de hecho, el pasado 3 de enero la Confederación Hidrográfica del Júcar anuló la concesión que tenía en desuso Iberdrola para mover la última de ellas, la llamada de l'Infern.

Otras líneas de vía estrecha que operaron en la zona fueron la Villena-Alcoy-Yecla (el verdadero tren «xitxarra», de 1884 hasta el 1 de julio de 1969), y la Carcaixent-Gandía-Dénia, que estuvo de 1881 a 1974. Continúan en activo Alicante-Dénia (gestionada por FGV) y la vía ancha València-Gandia, que explota Adif.

Fotografiado en la parada que hacía el para repostar

Casualmente, José Luis se reconoció en una de las imágenes antiguas que conserva la Associació Tren Alcoy-Gandia. Se trata del hombre que aparece de pie, a la derecha. La instantánea fue tomada en el depósito de agua del Barranc de l'Infern, en una de las paradas que solía hacer el tren para repostar y seguir generando vapor, ya que le costaba subir la pendiente. Algunos viajeros aprovechaban para salir y airearse, momento en que fue captada la imagen. No obstante, no es el último viaje, sino otro día diferente, ya que aquí el convoy sube en dirección a Alcoy.

«El convoy transportaba desde Gandia el carbón que necesitaba la fábrica de papel»

Un ejemplo de que en l'Orxa se recuerda el tren con nostalgia es el bar Xitxarra. Además de ser el típico establecimiento donde, sobre todo los sábados, se congregan los paisanos para el ritual del «esmorzaret», está decorado con fotografías antiguas y recuerdos de la línea. El motivo hay que buscarlo en que su propietario, Juanjo Calafat, es nieto de un ferroviario que trabajó en la compañía británica. «Mi abuelo, José Vidal, que falleció hace 30 años, se encargaba del mantenimiento de la vía, limpiar las máquinas o de los

Para l'Orxa el tren fue muy importante. «Gracias al xitxarra llegaba desde el puerto de Gandia todo el carbón que necesitaba para funcionar la fábrica de papel del pueblo, una empresa centenaria que cerró hace 15 años y que generó muchos puestos de trabajo», recuerda. Cuando el tren echó el cierre él tenía apenas 5 años. Si el tren procedía de Alcoy, llegar a la estación de l'Orxa, situada a los pies del castillo de Perputxent, también suponía un alivio tanto para el maquinista como para el pasaje, porque a partir de ahí la pendiente comenzaba a ser descendente por el Barranc de l'Infern hacia Gandia. Desde que hace una década él y su mujer, Gema, tomaron las riendas del bar, lo decoraron con motivos ferroviarios. Ambos tienen muchas anécdotas, ya que por allí han pasado antiguos trabajadores o sus familiares, que los han reconocido en las fotos.

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