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Análisis

Metamorfosis en el bulevar de Alcoy

El PP apoya el nuevo proyecto de vial, que supone una enmienda a la totalidad al redactado en 2010 por el propio partido

Vehículos circulando por la calle Escultor Peresejo, donde está programado el bulevar. juani ruz

Abril de 2010. El gobierno municipal del PP en Alcoy, encabezado por Jorge Sedano, adjudica al contratista Enrique Ortiz el proyecto del bulevar. Un vial de hasta cuatro carriles valorado en 27 millones de euros que cuenta con informes técnicos contrarios y un amplio rechazo vecinal.

Marzo de 2019. El PP, ahora en la oposición y encabezado por su nuevo candidato, Quique Ruiz, consensúa con el actual ejecutivo socialista un proyecto de bulevar radicalmente distinto, de solo dos carriles y avalado por el vecindario, que según las estimaciones iniciales costará 18 millones menos.

La pregunta, a la vista de estos hechos, es qué ha pasado para que se haya registrado esta profunda metamorfosis, no solo en el contenido del proyecto, sino también y sobre todo en la postura del Partido Popular.

Para encontrar las explicaciones hay que hacer un poco de memoria de lo acontecido con este asunto a lo largo de estos últimos años. Efectivamente, como queda dicho, los populares de Jorge Sedano, haciendo valer su mayoría absoluta, dejaron atada la adjudicación del bulevar a la firma Ortiz e Hijos escasamente un año antes de las elecciones. Se trataba de un proyecto que suscitó una fuerte contestación social, habida cuenta que el vial había sido diseñado pensando fundamentalmente en los vehículos y contemplaba entre tres y cuatro carriles dependiendo de los tramos. Todo ello en una zona en la que se ubican hasta cinco centros educativos, cuyos alumnos tendrían que haber atravesado todos los días la calzada.

Luego estaban los pormenores del contrato firmado con Enrique Ortiz a través de un concurso público-privado. La obra, en realidad, costaba 13,2 millones de euros, pero el Ayuntamiento iba a tener que pagar 27 millones hasta 2030, en una cantidad que incluía intereses y mantenimiento del bulevar. La adjudicación, con todo ello, disparaba la deuda municipal de 43 a 70 millones de euros, lo que hizo que todos los grupos de la oposición votaran en contra.

Las elecciones, sin embargo, descabalgaron al PP del gobierno municipal, y una de las primeras iniciativas que tomó en aquel momento el tripartito formado por PSOE, EU y Compromís fue iniciar acciones legales para dejar sin efecto la adjudicación del proyecto, a la vista de las negativas consecuencias que iba a tener para las arcas municipales.

El objetivo, tras varios contenciosos, se conseguió definitivamente en febrero del año pasado, ya con los socialistas ostentando el gobierno en solitario, cuando el Supremo obligaba a Ortiz a devolver al Ayuntamiento 1,5 millones que ya había cobrado en concepto de indemnización por la rescisión del contrato.

Con esta resolución, el ejecutivo municipal se embarcaba en el diseño de un nuevo proyecto de bulevar, en este caso mucho más modesto en cuanto a sus proporciones y, a la vista de la experiencia anterior, siempre de la mano de los vecinos para evitar rechazos y protestas.

Hasta aquí, todo dentro de lo previsible. Lo que ya no lo es tanto es el cambio radical que ha experimentado el PP en cuanto a su postura. Y es que el partido que impulsara el anterior proyecto, se muestra encantado ahora con una nueva propuesta que no tiene nada que ver con la suya.

El nuevo bulevar se limita a tener un solo carril por sentido en lugar de los cuatro que se proponían en su momento, y los costes se rebajan de 27 a 9 millones, según las estimaciones iniciales.

El nuevo candidato del PP, Quique Ruiz, justifica el respaldo al nuevo diseño argumentando que en el mismo se han incluido las tres rotondas propuestas por su partido para facilitar los giros, reducir la velocidad y evitar colapsos.

Pero la realidad es que con la aceptación del nuevo proyecto realiza una enmienda a la totalidad al bulevar que quiso impulsar su propio partido en 2010, lo que le supone marcar distancias al mismo tiempo con los dirigentes de entonces.

Parte del trabajo en este sentido ya estaba hecho con la escisión que se produjo a nivel interno en las filas de la gaviota, que llevó a Sedano a encabezar la lista de Ciudadanos en las elecciones municipales pasadas acompañado por sus seguidores. Pero con el visto bueno al nuevo bulevar, Quique Ruiz marca una ruptura prácticamente total no solo con los proyectos fuertemente contestados de la época del PP, sino también con las formas, habida cuenta que el candidato ahora se decanta por escuchar a los vecinos y por conseguir un amplio consenso con los grupos políticos, algo que los populares ignoraron en sus tiempos de mayorías absolutas.

Todo ello, que a nadie se le escape, a escasas semanas de las elecciones municipales, sabiendo lo mucho que se juega su partido tras dos legislaturas purgando meteduras de pata pasadas y problemas de índole interno. También se la juega él mismo, un candidato que supone una apuesta valiente pero al mismo tiempo arriesgada en la que los populares alcoyanos tienen depositadas muchas esperanzas.

El respaldo al nuevo proyecto del bulevar, en esta línea, supone un guiño a los barrios por los que discurrirá el vial, lo que podría traducirse en votos, y también un profundo cambio tanto en materia de políticas como, hay que insistir, en las formas.

El riesgo que corre el nuevo PP es el de hacerle el juego al PSOE, que se muestra encantando con el apoyo hacia su propuesta, en lo que supone también un reconocimiento de errores de sus adversarios políticos. Habrá que ver si los electores valoran este cambio de rumbo de los populares y los sitúan de nuevo como serios aspirantes a la Alcaldía, o por contra consideran que para hacer lo mismo ya les va bien con los que gobiernan en estos momentos.

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