La enramada de las Fiestas de Moros y Cristianos de Alcoy ha rejuvenecido justo cuando cumple 34 años. El Ayuntamiento ha renovado las almenas de madera de la monumental ornamentación, muy deterioradas como consecuencia del paso del tiempo y la falta de mantenimiento.
La renovación fue solicitada el año pasado por Compromís y asumida por el gobierno municipal, ante la evidente degradación que presentaban las almenas de la plaza de España, algunas de la cuáles incluso habían desaparecido. La actuación, destaca el concejal de Fiestas, Raül Llopis, se suma a la instalación de los nuevos escudos de las filaes hace tres años, los cuales también se habían deteriorado.
«Se trata -señala el edil- de un trabajo sencillo para algunos pero a la vez simbólico y de gran valor, teniendo en cuenta que la enramada es un elemento de suma importancia que realza y distingue a nuestras Fiestas».
El proyecto de la monumental ornamentación fue impulsado por el entonces alcalde José Sanus. Según recuerda, «las Fiestas tenían el máximo galardón, como es el de interés turístico internacional, y disfrutábamos de un escenario espléndido en las calles con esos edificios del siglo XIX, su verticalidad y la simbiosis entre el público y los festeros. Pero desentonaba el alumbrado especial que se montaba por aquel entonces, que no aportaban ningún tipo de valor añadido y que perfectamente podía instalarse en cualquier feria».
Fue así como se empezó a perfilar una enramada «que le diese a la Fiesta la importancia que merece, y no solo para los alcoyanos, sino para los miles de visitantes que acuden cada año. Se trataba de ennoblecer el marco de los Moros y Cristianos con una arquitectura efímera que mejorara la puesta en escena, y que luciera tanto por la noche como a plena luz del día».
El proyecto fue encargado a Vicente Vidal, en una iniciativa en la que también intervino activamente el técnico municipal Miguel Ángel Serra. Después, tocaba convencer a la Generalitat, que era la que se tenía que encargar de la financiación. «Se había invertido mucho en las Fallas y en las Hogueras, y entendíamos que ahora le tocaba a la capital de la Fiesta de los Moros y Cristianos, que era Alcoy. Afortunadamente, el gobierno presidido por Lerma lo entendió también así y decidió apostar por un proyecto que costó muchísimo dinero».
Y es que la envergadura de la iniciativa se entiende cuando se ven las cifras. 88 tramos de enramada con un total de 13.719 bombillas y 21.099 kilos de aluminio, para los que además fue necesario instalar nada menos que 172 farolas, 96 de ellas adosadas y otras 72 de pie. Todo ello, asimismo, fabricado en la propia ciudad.
«Como siempre -recuerda Sanus- hubo algo de polémica, pero al final el aplauso fue general, hasta el punto que las Fiestas de Moros y Cristianos de Alcoy ya no se entienden sin esta enramada. Conseguimos vestir de lujo las calles de Alcoy para una celebración que merecía una escenografía como esta».
