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Alcoy

Presumiendo de cuentas

El PSOE deja las arcas municipales con superávit y bajo endeudamiento, aunque con un cumplimiento de inversiones del 71%

Vista general de parte del casco urbano de Alcoy. juani ruz

El alcalde de Alcoy, Antonio Francés, y la concejal de Hacienda, Vanessa Moltó, han presentado la liquidación de los presupuestos municipales del año pasado, los cuáles arrojan un resultado positivo de 1.155.619 euros. A esta cifra hay que añadir el superávit de 66.564 euros y un endeudamiento históricamente bajo de un 43,69%. También hay que sumar que a los proveedores se les paga a los siete días.

Se trata de cifras que alcanzan una mayor dimensión si se comparan, como ellos mismos se han encargado de destacar, con los que se encontraron cuando llegaron al gobierno municipal hace dos legislaturas. En aquel momento el resultado presupuestario era claramente negativo, concretamente en 4,5 millones de euros, y el endeudamiento se situaba en el 106%. Es decir, en 2010 cada alcoyano tenía una deuda de 617 euros, mientras que ahora es de 369.

Y todo ello se ha conseguido, según resaltan los socialistas, mejorando los servicios, incrementando las inversiones, llevando a cabo una restructuración fiscal para que aquellos que menos tienen paguen también menos, y rebajando de forma paulatina el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) hasta situarlo en el tipo más bajo desde 1992. Es decir: la cuadratura del círculo.

Llegados a este punto, es justo reconocer que el actual gobierno local ha llevado a cabo una buena gestión económica, que ha permitido mejorar de forma notable la situación de las arcas municipales, precisamente de lo que están presumiendo a escasas semanas de que tengan lugar las elecciones. Pero para llegar a este punto también es necesario hacer un análisis en mayor profundidad.

El resultado presupuestario ha sido evidentemente positivo, con un cumplimiento general de las previsiones tanto de gastos como de ingresos corrientes de alrededor de un 90%. En el caso de los ingresos corrientes, donde figuran las tasas y los impuestos, el cumplimiento ha sido del 91,65%, a lo que se suma un mantenimiento de la recaudación del 93,7%.

En el caso de los gastos, exceptuando las inversiones, el cumplimento sería del 89%, pero si se contemplan las inversiones, el porcentaje baja al 71%, lo que evidencia que parte del resultado positivo obedece a que hay algunas actuaciones que se habían programado en los presupuestos que finalmente no se han llevado a cabo.

Por otro lado, el Ayuntamiento incumplirá este año de nuevo la regla de gasto impuesta desde el Gobierno Central en 480.000 euros, lo que obligará a realizar un plan de financiación. Se trata de una regla que la gran parte de las administraciones locales considera injusta, pero a la que hay que atender mientras siga vigente.

Con todo, si algo hay que reconocerle a este gobierno municipal es su habilidad para conseguir inversiones de otras administraciones, lo que ha permitido incrementar de forma exponencial el capítulo de inversiones.

En Alcoy habíamos tenido la «desgracia» en los últimos tiempos de contar con gobiernos municipales que no eran del mismo color que los autonómicos, y cuando resulta que coincidían, como ha sido el caso del PP, resulta que los gestores locales eran de una facción distinta a la que mandaba en la Generalitat. El resultado: un ninguneo total para las arcas municipales alcoyanas, en una visión torticera de la política, que ha estado utilizando los fondos públicos al servicio de los intereses partidistas, tomando a los ciudadanos como rehenes.

Pues bien, lo cierto es que las cosas han cambiado en los últimos años en el caso del Ayuntamiento alcoyano, y pese a que Antonio Francés no estaba alineado inicialmente con Ximo Puig, eso no ha sido óbice para que el gobierno autonómico se haya volcado con la ciudad, aportando a los últimos presupuestos 5,2 millones de euros en subvenciones para distintos proyectos.

La incógnita reside en lo que va a suceder en apenas mes y medio con las elecciones tanto municipales como autonómicas. Habrá que ver si el gobierno local resultante de las urnas sigue contando con la sintonía del valenciano, porque a estas alturas, y visto lo visto, se antoja complicado que un Consell de color distinto apueste por una ciudad que no sea de los suyos. Y a veces, a la vista de experiencias pasadas, ni así.

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