El helado, es sin duda, una de las señas de identidad de la villa ibense. Su larga trayectoria sumada a los pozos de nieve que pueblan las montañas de los alrededores del municipio, han escrito una historia que suma más de dos siglos de tradición y que ha llevado el nombre de la villa por todos los puntos de España y el extranjero.

Las más de 50 familias heladeras de Ibi han sido las encargadas de difundir este dulce por varios puntos de la geografía española y conservar así una tradición que endulza a ibenses y foráneos cada verano. Una historia que arranca como consecuencia de la gran glaciación que se vivió en la comarca durante el siglo XIX y que dejó los pozos de nieve a tope de existencias. En este momento en el que mucha población había derivado su actividad industrial fuera del municipio, algunos ibenses vieron en el hielo la oportunidad de experimentar y empezar la trayectoria heladera.

Tal y como explica el heladero ibense José Ramón Rico, «al principo el hielo se mezclaba con cosas dulces, de ahí el agua limón o la cebada, dos especialidades que se podían elaborar de forma fácil y barata». Indicaba que «cuenta una historia que un ibense conoció a un heladero italiano y le enseñó el método de mezclar el hielo con otros productos, sobre todo los que se elaboran con leche, de ahí el inicio de lo que conocemos como cremas». Especificaba que «el método industrial ha hecho que estos inicios evolucionen mucho pero ahora hay gente que está volviendo a los métodos tradicionales, sobre todo en algunos productos». Sobre la trayectoria de esta industria, Rico indicaba que «casi todas las familias heladeras ibenses sumamos años y generaciones, en algunas incluso cuatro». También destacaba que a nivel económico «al principio era un negocio muy estacional pero en la actualidad, aunque lo fuerte sigue siendo el verano, muchos ya han habilitado los negocios para que estén abiertos todo el año, aunque otros siguen con la estacionalidad veraniega».

Despedida e inicio de temporada

La Festa dels Geladors celebrada durante todo el fin de semana en el municipio, está considerada como un festividad que marca la despedida de los heladeros del pueblo y el inicio de la temporada. Sus inicios se marcan tras la Guerra Civil, aunque en los años 60 sufrió un parón hasta 1992, año en el que se inauguró el monumento de «Els Geladors» instalado en la plaza que lleva ese mismo nombre. En este momento, la fiesta empezó a realizarse en esta ubicación para realzar el monumento y dar a conocer este enclave del municipio. En la actualidad, la Asociación de Heladeros Ibenses cambió su realización a la plaza de la Palla por su céntrica ubicación y con el objetivo de obtener un mayor reclamo de público.

La presidenta de la entidad, Mari Carmen Navarro, destacaba que «es una fiesta que mantiene la tradición y que nos sirve para despedirnos del pueblo ya que para muchos a principios de marzo ya empieza la temporada». Explicaba que «aunque los juegos tradicionales y el reparto de helado se han mantenido, lo que sí que muestra el paso de los años es el sorteo que realizamos año tas año. Se empezó sorteando embutido por la precariedad de la antigüedad y el hambre que pasaban algunas familias y ahora ya sorteamos tecnología». Destacaba que «lo importante es que la fiesta siga viva y que la industria heladera ibense siga siendo un referente».